Además de la saturación que enfrenta en cuanto a sus operaciones por hora, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) enfrenta recientemente una serie de averías y hechos imprevistos que, en el peor de los casos, afectan sus actividades.
Apenas este fin de semana se dio a conocer que el panel de vidrio de un barandal en el área de llegadas internacionales de la T2 se reventó y cayó, lastimando a tres personas que esperaban el arribo de sus familiares.
Además, con la actual temporada de lluvias llegó se presentaron goteras en el AICM, lo que obligó a colocar cubetas en las instalaciones.
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A principios de julio, el aeropuerto también informó se registró un conato de incendio por fuga de gas en la cocina de un restaurante de la Terminal 2 y, como labor precautoria, se efectuó una evacuación de personas en el área afectada.
La semana pasada se dio a conocer que una aeronave había sido robada de la zona de hangares del AICM, aunque después se aclararon los hechos, resultando que un avión privado fue asegurado por la Fiscalía General de la República (FGR).
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El aeropuerto capitalino también suele ser víctima de eventos meteorológicos, situaciones que sí llegan a afectar las operaciones, en perjuicio de numerosos viajeros. Hace tres semanas, tormentas eléctricas y fuertes rachas de viento obligaron a suspender temporalmente vuelos.
En mayo, algunas operaciones también se vieron afectadas tras la caída de ceniza del volcán Popocatépetl.
A ello hay que sumar que el flujo de personas y vehículos al AICM también suele verse afectado a causa de manifestaciones, plantones y bloqueos por parte de todo tipo de agrupaciones, lo que también ocasiona molestias a los usuarios de la terminal aérea.