Su presidente Carlos Torres, en la conferencia con analistas para explicar la desinversión, no ha dado pistas sobre el reparto del exceso de capital y qué parte se destinaría a una fusión en España u otros países, como Turquía. Sin embargo, el máximo responsable y Genç han avanzado que la intención es realizar una recompra de títulos para remunerar al accionista “relevante” teniendo en cuenta los actuales precios de mercado. Aun así, esta recompra no llegará hasta que se cierre la venta, dentro de seis o nueve meses, y que dependerá de la autorización del Banco Central Europeo (BCE). En la actualidad, el organismo regulador está analizando si extiende el veto a los dividendos de la banca. El banco ya había anunciado en verano la intención de llevar a cabo una adquisición de acciones para retribuir a sus socios.
Torres, además, ha indicado que “es pronto” para informar sobre una integración tanto con Sabadell como con cualquier otra entidad y que “se estudiará” cuando llegue y se adoptará una decisión si genera valor.
Con la venta la entidad no solo gana músculo para llevar a cabo una operación corporativa en España, sino que se quita un dolor de cabeza. La filial de Estados Unidos le ha sumido en varias ocasiones en pérdidas porque ha tenido que ajustar la valoración de su fondo de comercio.
Por ejemplo, en marzo, le generó números rojos históricos. Esta depreciación le ha permitido ahora vender con plusvalías. Asimismo, le refuerza ante una posible integración con el Santander, una operación que no está sobre la mesa, pero algunas autoridades verían con buenos ojos.
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