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A casi un año de los ciberataques, el tema sigue siendo uno de los más importantes para todas las autoridades porque seguirán presentes, reconoce el gobernador del Banco de México (Banxico), Alejandro Díaz de León.
“Los temas de ciberseguridad son torales en el sistema financiero”, dice en entrevista con EL UNIVERSAL, y asegura que por esa razón en la convención bancaria los destacaron todos los ponentes, porque es un elemento que “va a estar con nosotros por mucho tiempo”, dice.
Enfatiza que es algo que requiere de coordinación: “Debemos seguir coordinados para hacer esfuerzos conjuntos, para atender el reto que implican estos riesgos”.
En su discurso ante banqueros del país, Díaz de León ponderó que las oportunidades que se presentan con los avances tecnológicos no están exentas de retos.
Hizo ver que los desafíos van desde los cada vez más complejos delitos cibernéticos, hasta consecuencias no deseadas y riesgos asociados a la aplicación de nuevas tecnologías: “Son oportunidades y desafíos inéditos, pero el Banco de México tiene al usuario en el centro de sus esfuerzos.
El 17 de abril de 2018, el Banxico detectó que un participante del Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios (SPEI) registró un ataque cibernético. A partir de esa fecha, se identificaron cuatro eventos adicionales de ataque cibernético: dos el 24 de abril, uno el 26 de abril y uno más el 8 de mayo.
El monto involucrado fue de 300 millones de pesos, el cual lograron sustraer los ciberdelincuentes.
En todos los casos, los ataques se presentaron en los aplicativos que usan los participantes afectados para preparar las órdenes de transferencia y conectarse al SPEI.
Banxico también mostró su preocupación por el reto que representa evaluar más adecuadamente los riesgos financieros relacionados con el medio ambiente.
Lo anterior, porque los riesgos de esta índole no sólo son un fenómeno que daña las posibilidades de crecimiento y el bienestar de los países, sino que plantean desafíos específicos para los intermediarios financieros.
Una mala evaluación puede traducirse en riesgos de crédito capaces de afectar el patrimonio y la estabilidad de las instituciones y el sistema.
Por eso, en el Banxico están conscientes de la necesidad de contar con metodologías y criterios más uniformes para evaluar el riesgo ambiental, así como promover instrumentos de inversión sustentable.