El dinamismo observado en el uso de tarjetas de crédito comienza a presentar señales de crecimiento en la cartera vencida, principalmente en los hogares de menores ingresos, dijo este miércoles BBVA México.
En la presentación del informe “situación banca” correspondiente al segundo semestre de 2023, la firma resaltó que las instituciones financieras cuentan con la solvencia para enfrentar problemas de impago, pero advirtió de la necesidad de mantener buenas políticas de colocación de estos tipos de productos financieros.
De acuerdo con BBVA México, los datos más recientes muestran ya un aumento en la cartera vencida. De hecho, el financiamiento vía tarjetas ha contribuido al aumento de la morosidad ajustada del crédito al consumo, tanto por un mayor índice de morosidad como por saneamientos efectuados en el segmento.
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El documento de BBVA resalta que el índice de morosidad ajustado del crédito vía tarjetas de consumo alcanzando 9.9% en junio de 2023, de los cuales 2.8 puntos porcentuales corresponden a índice de morosidad y 7.1 puntos porcentuales son atribuibles a quitas y castigos de cartera.
“Estos datos apuntan a que, al llegar a clientes de los deciles de menor ingreso, se está incurriendo en un mayor riesgo de impago, por lo que para mantener la calidad de la cartera será necesario mantener buenas políticas de otorgamiento”, explicó.
BBVA México enfatizó que el crédito al consumo ha registrado el mayor dinamismo en los últimos meses. Al cierre de junio pasado, tuvo un crecimiento real anual de 12.6%, donde las tarjetas de crédito aumentaron 16.8%.
La firma financiera espera que al cierre de 2023 el crédito al consumo siga con crecimiento, pero a un menor dinamismo, debido a que los hogares ya han comprometido parte de su capacidad de pago, en un entorno de altas tasas de interés.
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Para BBVA, uno de los factores que ha sustentado el dinamismo en el crédito al consumo en el país es el desempeño del empleo y los salarios los cuales pueden mantenerse en el corto plazo.
BBVA resaltó que los primeros seis meses del año se distinguieron por datos de actividad económica y empleo por encima de lo esperado, en un contexto de tasas de interés elevadas y una inflación con tendencia a la baja.
En consecuencia, añadió, se han reducido las expectativas de una recesión económica, lo que ha favorecido el consumo de bienes y servicios.
“Se pueden distinguir dos principales tendencias en la intermediación bancaria. Primero, un crecimiento sólido y sostenido del crédito al consumo, el cual ha permitido que el saldo otorgado ya supere los niveles pre pandemia. Segundo, una continua recomposición de las fuentes internas de financiamiento hacia instrumentos de mayor rentabilidad, ante la posibilidad de que las tasas de interés permanezcan en niveles elevados por mayor tiempo al anticipado”, dijo.
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