Los bancos centrales deben evitar que la inflación se aleje demasiado de su meta durante un período prolongado, especialmente cuando las expectativas están menos ancladas y la credibilidad de la política es más débil, consideró el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Así lo establece en el Capítulo 2 del documento de Expectativas Económicas Mundiales (WEO por sus siglas en inglés) titulado “La Gran Restricción Monetaria: Perspectivas del Reciente Episodio de Inflación”, que liberó este miércoles previo a las reuniones de otoño que celebrará junto con el Banco Mundial la próxima semana.
Se propone que los bancos centrales podrían considerar incluir cláusulas de escape bien definidas en sus marcos de política para enfrentar las presiones inflacionarias derivadas de los desajustes de la relación existente entre la tasa de desempleo y el aumento salarial.
Para ello, explica, la orientación prospectiva debería internalizar esas cláusulas de escape y permitir una concentración anticipada de las medidas restrictivas en tales situaciones.
Lo anterior, se debe tomar en cuenta según el organismo ante un contexto de crecientes tensiones geopolíticas y fenómenos meteorológicos extremos que podrían desencadenar nuevos shocks sectoriales que obligaría a revisar las estrategias de política monetaria.
Se pondera que hay que equilibrar estos riesgos, en donde los bancos centrales deberían considerar no solo los resultados más probables, sino también la distribución de los riesgos.
Menciona que las depreciaciones del tipo de cambio y su transmisión a la inflación pueden ejercer presiones al alza de los precios en los países con regímenes de tipo de cambio flexible si no están aumentando las tasas de interés al mismo tiempo.
En el análisis se pondera que la fijación de metas de inflación en los sectores con precios más rígidos genera una desinflación relativamente rápida.
Por el contrario, la regla de objetivos prevista termina “calentando la economía” al responder a las expectativas de mediano plazo, se advierte en el documento.
Hace referencia a diversos autores, quienes aseguran que “mantener la economía en marcha” puede tener ciertas ventajas, por ejemplo, facilitar el ajuste de los precios relativos cuando los shocks son permanentes y la economía necesita ajustarse en consecuencia, esos beneficios deben sopesarse frente al riesgo de un posible desanclaje de las expectativas de inflación y las espirales de precios y salarios.
Como nueva lección para aprender tras las presiones inflacionarias que pusieron a prueba los marcos de política monetaria y dieron lugar a un ciclo de ajuste global, o una gran restricción monetaria, indicó que es crucial monitorear si los sectores clave chocan con cuellos de botella en una economía sobrecalentada.
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