Debido a que cada vez más bancos centrales en el mundo están explorando introducir una moneda digital, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estará atento para evaluar sus efectos potenciales en la estabilidad financiera, ciberseguridad y pagos transfronterizos.

Estableció que, si bien las monedas digitales emitidas por los institutos centrales buscan mejorar los sistemas de pago y la inclusión financiera, sería útil que lo hagan de forma cuidadosa y sistemática.

Indicó que mientras Bahamas, Jamaica y Nigeria ya tienen una moneda digital emitida por sus bancos centrales, más de 100 países están en la etapa de exploración.

A su vez, Brasil, China, la zona del euro, India y Reino Unido están a la vanguardia.

Actualmente hay 214 bancos centrales en el mundo de países oficialmente reconocidos.

En un texto publicado en el blog del FMI por el consejero financiero Tobias Adrian y su equipo de la dirección de Asuntos Monetarios y Mercados Financieros, se destaca que muchas de las autoridades monetarias del mundo buscan más orientación sobre la mejor manera de contar con formas digitales de dinero.

Advirtió que si bien esta opción puede mejorar los sistemas de pago y la inclusión financiera, debe estar diseñado adecuadamente, porque de lo contrario podrían plantear riesgos.

Reconoció que no todos los países están viendo un caso inmediato para implementar el dinero digital, pero muchos lo están explorando a través de su banco central para tener la opción de introducirlo en el futuro si les resulta pertinente.

Lo más probable es que los beneficios lleguen con el tiempo, siguiendo las políticas aplicadas por los países y la respuesta del sector privado, así como la evolución de la tecnología, agregó.

Manual virtual

Ante ello, el FMI lanzó recientemente un manual virtual de monedas digitales de bancos centrales para recopilar y compartir conocimientos con formuladores de políticas de todo el mundo.

Servirá de base para el compromiso del organismo que preside Kristalina Georgieva con las autoridades de los países.

“Pretendemos que este sea un documento vivo que se actualizará y ampliará a medida que crezca nuestro conjunto de conocimientos y análisis, y a medida que surjan nuevas lecciones y conocimientos de los países”, explicó Tobias Adrian.

De lo publicado hasta ahora en el documento, destacó que se reconoce que los países decididos a implementar una moneda digital tomarán caminos diferentes, dependiendo del grado de digitalización de la economía, los marcos legales y regulatorios, y la capacidad del banco central.

Al respecto, el FMI propone un proceso dinámico de toma de decisiones en el que los bancos centrales puedan proceder a pesar de la incertidumbre y ajustar el ritmo, la escala y el alcance de sus iniciativas en respuesta a los cambios en las condiciones nacionales e internacionales.

Además, se generó una guía para el desarrollo de productos de moneda digital del banco central como parte del manual.

Lo anterior, para ayudar a guiar a los bancos centrales en la exploración y el desarrollo de dicha forma de pago, a través de una guía paso a paso para abordar los complejos requisitos y riesgos asociados.

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