El 86% de un total de 65 bancos centrales en el mundo ha estado experimentando los beneficios y los inconvenientes de explorar el manejo de monedas digitales.
Ocho de estos bancos son de economías emergentes y se encuentran en niveles avanzados, enfocando su uso en el plano local, según una encuesta del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés).
Están en fase de prueba con algún tipo de moneda digital, y sólo uno de ellos, el Banco Central de Las Bahamas, se convirtió en el primero en lanzar su moneda digital, llamada Sand Dollar.
Desde octubre pasado, el dólar digital en Bahamas está vinculado a cada moneda fiduciaria del banco central de aquel país, y se puede pagar con ella en cualquier establecimiento a través de una cartera digital de un dispositivo.
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El gobernador del Banco de México (Banxico), Alejandro Díaz de León, reconoce que se trata de un tema que ocupa a todos los institutos centrales del mundo, pero que, por el momento, sólo lo ven como una reflexión.
“Todos estamos dando seguimiento muy estrecho a cuáles pueden ser los instrumentos que puedan facilitar los pagos en la economía”, indicó a pregunta expresa de EL UNIVERSAL en una conferencia de prensa.
Por el momento, agregó Díaz de León, los esfuerzos de Banxico se han concentrado en otros mecanismos.
Díaz de León destacó que México cuenta con un sistema de pagos que opera los siete días de la semana, las 24 horas del día.
Además, mencionó que desarrollaron una plataforma para facilitar los pagos y cobros a través de transacciones electrónicas con el Cobro Digital (CoDi), a través del teléfono celular y de una manera muy ágil.
“Es un reflejo del esfuerzo del banco central de tratar de acercar esos medios de pago de una manera muy ágil y segura a toda la población”, afirmó.
Puso de manifiesto que todavía existe un universo de mexicanos que tiene un teléfono inteligente, pero no una cuenta bancaria. Por eso, la clave es bancarizarlos, aseguró.
¿Cómo funcionaría la implementación de una moneda digital?
El gerente General del BIS, Agustín Carstens, dijo recientemente en una conferencia magistral sobre la innovación digital y el dinero del futuro que las monedas digitales pueden ser aprovechadas por los bancos centrales como dinero de curso legal para la inclusión financiera.
Explicó que una moneda digital emitida por el banco central representaría en su estado de cuenta un nuevo tipo de pasivo, como los son los billetes y los depósitos bancarios.
Una moneda digital, agregó, quiere decir que es una expresión de valor que está capturada en un registro cibernético, y la manera de manejarlos es a través de monederos electrónicos.
Mencionó que hay dos grandes representaciones posibles: una es a través de cuentas en el banco central, y otra lo que sería “token” o fichas que son estos registros (llave electrónica).
Se busca con esto que el dinero tenga una representación tecnológica, o sea que la moneda nacional tenga una representación tecnológica superior que permita que se bajen los costos de transacción y faciliten la inclusión, y ya no depender tanto de la eficiencia de billetes y que tenga mayor seguridad.
Explicó que se buscaría que los servicios que ofrezcan el banco central y la moneda digital puedan ser utilizados por las fintech, para innovar aún más.
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Bitcoin y Diem
Cartens dijo que las criptomonedas, como el bitcoin, no tienen el respaldo de un banco central. Son el resultado de reglas de emisión no siempre claras, sustentados en algoritmos tecnológicos de emisiones descentralizadas.
No cumplen con los requerimientos de ser una buena unidad de cuenta ni un buen medio de pago, advirtió al mencionar que recientemente fueron consideradas más como activos de riesgos sujetos a operaciones especulativas y de diversificación.
Tampoco han alcanzado el desarrollo requerido para ser una alternativa a la moneda nacional.
Otra que no cumple con esto fue el plan de moneda que puso sobre la mesa Facebook, la libra, y que ahora se llama Diem, afirmó.
Lo que quería hacer Facebook es explotar el network que tienen las redes sociales, obtener información y, a través de esta moneda, generar un gran sistema financiero, refirió.
Estableció que, si bien las capacidades que tienen las Bigtech son útiles, y de alguna manera hay que explotarlas, no necesariamente debería ser para crear su propia moneda.
“Si cada quien va a crear su propia moneda, será un verdadero desorden”, sentenció.
Para Agustín Carstens, el gran problema que existe es que se puede repetir la historia de que los respaldos de una moneda empiecen a ser inadecuados.
“Eso ya sucedió con algunas divisas menores: que haya corridas o fraudes, y que colapse”, alertó.