En tanto el gobierno federal avanza con la construcción de las primeras sucursales del Banco del Bienestar, la banca comercial es clara sobre la forma en la que participará en la estrategia de llevar más servicios financieros a la población: a partir de corresponsales.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM), Luis Niño de Rivera, dijo que ante el costo que representa construir sucursales, los bancos quieren llegar a un mayor número de mexicanos a través de servicios en tiendas de conveniencia y digitales.
Expuso que la visión del presidente Andrés Manuel López Obrador de que los bancos no han llegado a comunidades pobres porque no representa un negocio, más que una crítica describe la realidad de la falta de infraestructura básica en el país.
“Yo no lo juzgo como una crítica. Es una descripción de una realidad. Llevar ladrillos, cemento, tecnología, telecomunicaciones y personal calificado a un lugar pequeño no es rentable para nadie, pero tenemos ya echados a andar puntos de contacto con esas comunidades donde a través de corresponsales bancarios nos resulte económicamente viable, con telecomunicaciones y con servicios bancarios”, aseguró.
Niño de Rivera comentó que la estrategia del Banco del Bienestar se complementará con la cobertura a través de tecnología que buscan dar las instituciones comerciales en las zonas sin acceso en el país.
El gobierno federal pretende construir en al menos dos años 2 mil 700 sucursales del Banco del Bienestar en los municipios del país que se mantienen sin este tipo de servicios, principalmente en las zonas más pobres, donde el mayor objetivo es la repartición directa de los programas sociales de la actual administración.
De ese plan, actualmente el gobierno federal se encuentra en la definición de las licitaciones para la construcción de 16 nuevas sucursales del Banco del Bienestar y el equipamiento de otras 30 con un valor de 95.5 millones de pesos con el propósito de que inicien operaciones durante 2020.
En opinión de expertos, las necesidades de países como México obligan a los gobiernos a diseñar estrategias para llevar más sucursales a las zonas sin servicios financieros tradicionales, con lo que pensar solamente en productos digitales no empata con la cultura y comportamiento de la población.
Honduras es uno de los ejemplos más claros, donde las sucursales siguen teniendo largas filas por parte de sus usuarios, con lo cual países como México deben buscar modelos de inclusión distintos a los que se han presentado en las naciones desarrolladas.
Para José Faustino Laínez, representante propietario por Honduras ante el Comité Latinoamericano de Derecho Financiero (Colade), América Latina no es Wall Street, con lo que dadas las condiciones de algunos países de la región, no es factible avanzar a modelos de inclusión sin la construcción de sucursales bancarias.