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El contrato colectivo de trabajo actual y las condiciones vigentes de competencia del sector de empeño presionan la viabilidad en el corto plazo del Monte de Piedad, institución que mantiene la alerta de quiebra de no realizarse cambios en las condiciones de trabajo de sus más de 2 mil 500 colaboradores.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el director general del organismo, Javier de la Calle, dijo que el empeño vive un mal momento, ante la incursión de nuevas empresas que ofrecen crédito, particularmente fintech, y los bancos, que han volteado al segmento popular y están colocando financiamiento.
“Estamos teniendo un año con 6% menos de empeño que el año pasado, que de por sí es muy bajo contra los años prepandemia. Nuestros clientes están tomando poco crédito. Lo que ves es una historia horrífica de cómo está cayendo de manera muy precipitada el empeño”, explicó el directivo.
En ese escenario, detalló que se han estancado las negociaciones con el sindicato para tratar de llegar a un acuerdo para modificar la carga del actual contrato colectivo de trabajo, lo que ha provocado que se cierren sucursales y apenas hace un par de semanas se despidió a 76 veladores, para acumular 170 bajas.
“Requerimos más que nunca operar con más flexibilidad. Necesitamos abrir en mejores horarios. Abrir los fines de semana en centros comerciales. Es increíble que, sucursales en lugares espectaculares, como Plaza Aragón, los fines de semana la gente que va acude, entre otras cosas, a pedir préstamos, y el Monte de Piedad cierra el sábado a la una de la tarde, cuando nuestra competencia abre todo el fin de semana”, ejemplificó.
A finales de 2022, los cálculos sobre la viabilidad económica del Nacional Monte de Piedad encendieron las alertas. El sindicato de trabajadores del organismo argumenta con base en estados financieros de años anteriores de la entidad que se trata de un negocio viable, mientras que la institución reitera que son necesarios cambios para evitar una eventual quiebra.
“Estamos en una situación más deteriorada. En la medida en que pasa el tiempo, los márgenes de maniobra son menores. No ha ocurrido lo que es indispensable, que es transformar el contrato colectivo de trabajo”, dijo De la Calle.
“En la medida en que el tiempo pase, la institución va a tener menos margen de maniobra. El empeño se sigue contrayendo y, dado que es el único producto que tenemos, necesitamos modificar nuestros procesos, cambiar horarios de atención, transformar la red de sucursales, tener canales digitales”.
La negociación para cambiar el contrato colectivo de trabajo con el sindicato se ha realizado por años y actualmente se encuentra estancada. No hay fecha para retomar las pláticas, la autoridad laboral intervino y se han realizado peritajes sobre los números del organismo.
“Ciertamente, la institución ahora está razonablemente bien. Ha sido bien manejada y es líder en el mercado prendario. La marca y la forma en que operamos nos han permitido operar de manera muy sana”, dijo.
El directivo confió en que las condiciones cambien. Destacó que, poco a poco, los trabajadores se dan cuenta de la situación. Si bien se conocen los estados financieros con los que el sindicato argumenta que la situación no es crítica, la realidad de la caída del empeño es más fuerte.
“En algún punto en esta década podría ser declarada la quiebra si no se toman las medidas correctas. Es como si fuéramos todos en un autobús, todos cómodos, y algunos vemos que vamos directo al precipicio. Lo que estamos invitando a los trabajadores es evitar ir al precipicio”, recalcó De la Calle.