Si bien hay un beneficio directo para más de 18 millones de mexicanos que ganan hasta un salario mínimo, el aumento de 20% anunciado ayer puede generar mayor informalidad, así como presiones inflacionarias, señalaron especialistas.
De acuerdo con datos del Inegi, la tasa de informalidad en todo el país hasta octubre pasado alcanzaba a 51.1% de la población ocupada, es decir, 32.4 millones de personas.
El integrante de la Comisión Técnica de Seguridad Social del Colegio de Contadores Públicos de México (CCPM), Rolando Silva, dijo a EL UNIVERSAL que el incremento al salario mínimo podría generar mayor informalidad y evasión fiscal.
“Para muchos patrones, sobre todo los de empresas pequeñas, a punto de la quiebra, al filo de la navaja, podría ser el empujón que necesitaban para optar por la informalidad”, advirtió.
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Si bien el aumento al salario mínimo tendrá implicaciones favorables en cuanto a los derechos laborales, traerá efectos a la seguridad social, porque las cuotas patronales aumentarán en mayor medida respecto a las del gobierno, señaló.
“El salario mínimo ya era mayor a la Unidad de Medida y Actualización (UMA), pero con esta medida se extiende más la diferencia, lo que representará una carga adicional al patrón al llevar a porcentajes más altos en la tabla del ingreso proporcional al trabajador”, afirmó Silva.
Gabriela Siller, directora de análisis económico de Grupo Financiero Base, coincidió en que el aumento de 20% al salario mínimo podría ser un incentivo a la informalidad, además de que generará más presiones a la inflación y para las empresas representaría una presión adicional en costos.
De acuerdo con el grupo financiero, en el país hay 18.3 millones de personas o 31.9% de los ocupados que ganan hasta un salario mínimo, quienes se beneficiarán por el incremento.
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El riesgo es que las empresas, al no poder pagar el incremento al salario mínimo, contratan de manera informal a sus empleados, explicó Raymundo Tenorio, profesor e investigador emérito del Tec de Monterrey.
“Primero tratan de contratar de manera informal y, si no es así, entonces suspenden actividades formales temporalmente”, detalló.
Otro punto que preocupa es el efecto que el alza al salario mínimo pueda tener en materia de la inflación, dijo Héctor Magaña, coordinador del Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tec de Monterrey.
“Habría que esperar cómo se va dando la evolución de este incremento en el salario mínimo para ver si no se van a ejercer presiones inflacionarias adicionales a las que ya se venían enfrentando durante 2022, y que esto no repercuta a más largo plazo en vez de que se convierta en un beneficio”, afirmó.
Apoyo contra la pobreza
Mientras haya posibilidad como país de incrementar los salarios mínimos y continuar con la tendencia de aumentos que inició desde 2018, será un factor que claramente beneficie en reducir en el corto plazo de manera coyuntural los niveles de pobreza laboral en el país, afirmó José Nabor Cruz, secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
En entrevista, dijo que el aumento de 20% permite seguir presentando una tendencia de recuperación en términos reales del salario mínimo en México.
“Ese ha sido uno de los factores que permitió que el incremento de la pobreza multidimensional en 2020 fuera mucho menor a lo esperado”, afirmó.
Productividad: reto
En opinión de Juan Carlos de la Vega, socio director del bufete de abogados Santamarina y Steta, el aumento al salario mínimo es favorable, pero es importante mejorar en productividad.
“Lo que necesitamos ahora es compensar con estímulos a la productividad, algo que detone el financiamiento de esos incrementos, porque, de lo contrario, podemos entrar a un concepto de mortandad de las pequeñas empresas”, señaló.
“El dinero no se crea por decreto, para el sector privado eso es una parte fundamental, porque si no, va a aumentar la informalidad, que también ha crecido mucho sobre todo en el contexto de la pandemia”.
Magaña, del CIEN del Tec de Monterrey, coincidió en que las alzas al salario mínimo tendrían que venir acompañados de un aumento en la productividad.
“Si no se cuenta con el apoyo gubernamental, el aumento en la productividad pudiera sustituir ese incremento en los gastos de operación y, con ello, dar pie a que las empresas puedan continuar a flote a pesar de estos incrementos salariales”, destacó el especialista.
Con información de Rubén Migueles
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