El buen desempeño que ha mantenido el crédito bancario en México, pese a las elevadas tasas de interés, puede verse afectado por la esperada desaceleración económica ante el cambio de gobierno y la incertidumbre por el proceso de aprobación de reformas constitucionales, advirtieron especialistas.
En términos generales, sigue destacando el comportamiento del crédito al consumo, con alta colocación en tarjetas y crédito automotriz, con alzas de 13.5% y 20%, respectivamente, indican datos de enero a julio de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).
“Típicamente, los inicios de sexenio presentan un menor crecimiento ante el tiempo que lleva ejecutar los proyectos del gobierno entrante”, dijo el analista de Intercam, Eduardo López.
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“Del lado de la inversión privada, la incertidumbre por la transición de gobierno podría generar que los nuevos proyectos se pospongan, siendo otro elemento que llevaría a una desaceleración en el crecimiento del crédito empresarial”.
Además, explicó que un efecto de corto plazo que podría mitigar lo anterior serían las disposiciones de líneas de crédito vigentes.
Por ahora, las cifras de la CNBV muestran que al cierre de julio la banca se mantuvo en línea con el dinamismo de los últimos meses, con un buen crecimiento, alta capitalización, morosidad controlada, así como con un alza real de la cartera de crédito de 6.4%.
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Desánimo ante reformas
En un entorno de desaceleración económica y en medio de la incertidumbre por los efectos de la reforma judicial, entre otros factores, es factible que empresas, así como consumidores en general, pospongan sus decisiones de gasto y solicitud de crédito.
En opinión de especialistas, el entorno se vislumbra complicado, pues también se puede tener una menor generación de empleo, lo cual inevitablemente pospondrá decisiones de nuevos proyectos o solicitudes de crédito en el país.
“El posible deterioro en la relación comercial con Estados Unidos sí puede hacer que las empresas frenen inversiones y que incluso detengan la contratación de personal hasta ver cuáles serán las consecuencias de los cambios”, mencionó la economista en jefe de Banco Base, Gabriela Siller.
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A su vez, Intercam resaltó que ante la percepción de un mayor riesgo los inversionistas exigirán mayores rendimientos, a la par de que es factible ver un tipo de cambio más depreciado.
“Adicionalmente, en términos de economía, posiblemente se verá un freno a ciertos proyectos de inversión, ante un sentimiento empresarial adverso. Por tanto, no podemos descartar un escenario donde el crecimiento económico se vea impactado, abonando a una menor actividad económica y el potencial de largo plazo de la economía mexicana aminorado”, dijo.
En ese sentido, Intercam explicó que ante la reducción de expectativas de crecimiento económico para México en 2024 y el próximo año, el efecto será visible en menores ingresos para el gobierno.
A finales de agosto, Banxico anunció ajustes a la baja en sus pronósticos, proyectando una expansión del Producto Interno Bruto (PIB) de 1.5% para este año y para el siguiente en 1.2%.
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“Un menor crecimiento económico implica menos empleos y un menor consumo, lo que se traduce en una baja recaudación tributaria”, dijo Intercam.
“En nuestros estimados, por cada punto porcentual debajo del estimado de crecimiento de la Secretaría de Hacienda se dejan de recaudar cerca de 60 mil millones de pesos. Por lo tanto, ante un menor dinamismo económico, se podría perder cerca de 0.4% del PIB por menores ingresos tributarios”.
Interés en el consumo
Ante la baja penetración del crédito que prevalece en México, el segmento de la población que aún no ha tenido contacto con servicios financieros mantiene su interés por nuevas opciones distintas a la banca tradicional, con lo cual es factible ver buen desempeño en tarjetas, dijo el vicepresidente de crédito de Ualá, Joaquín Domínguez,
“En México los datos nos dicen que 15% de la población tiene tarjeta de crédito. Hay un espacio para crecer”, afirmó el directivo.
“Una mayor parte de la población no tiene crédito, con lo que para quienes venimos con una cultura digital penetremos y crezca el número de tarjetas. El mercado tiene 10 años para colocarse al nivel de otros países”, agregó.