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Los auditores externos de Petróleos Mexicanos (Pemex) manifestaron sus dudas sobre la capacidad de la empresa para continuar como negocio en marcha como consecuencia de sus resultados financieros al cierre de 2018.
Sin embargo, agrega, “los auditores externos han indicado en su dictamen que existen dudas sobre la capacidad de la empresa para continuar como negocio, como consecuencia de las pérdidas netas recurrentes, su capital de trabajo y patrimonio negativos al 31 de diciembre del 2018”.
Los despachos BDO Castillo Miranda y Compañía, y KPMG Cárdenas Dosal —este último auditor externo para el ejercicio fiscal 2018— han venido manifestado que “el monto de los pasivos de la empresa [petrolera] es considerable y la entidad está expuesta a restricciones de liquidez, lo cual puede dificultar la obtención de financiamientos en términos favorables, lo que puede afectar la situación financiera, los resultados de operación y la capacidad para pagar su deuda y, finalmente, su capacidad para operar como un negocio en marcha”.
El documento que circula entre inversionistas indica que Pemex tiene una deuda considerable, contraída principalmente para financiar los gastos de inversión necesarios para llevar a cabo sus proyectos.
Además, debido a su fuerte carga fiscal, el flujo de efectivo derivado de las operaciones de la empresa en años recientes no ha sido suficiente para fondear sus gastos de inversión y otros gastos, por lo que su endeudamiento se ha incrementado significativamente y su capital de trabajo ha disminuido.
También la fuerte caída de los precios del petróleo que inició a fines de 2014 ha tenido un impacto negativo en la capacidad de Pemex para generar flujos de efectivo positivos que, aunado a la fuerte carga fiscal a la que es sometida, han agravado la dificultad de la petrolera para fondear gastos de inversión y otros con el flujo de efectivo de sus operaciones.
Por ello y a fin de desarrollar las reservas de hidrocarburos que tiene asignadas y amortizar los vencimientos programados de su deuda, la compañía petrolera necesitará obtener cantidades significativas de recursos de una amplia gama de fuentes de financiamiento, además de implementar las medidas de eficiencia y austeridad necesarias.
Delicada situación. La situación de la empresa petrolera es compleja luego de que dos de las más importantes agencias calificadoras de riesgos de inversión hicieran advertencias sobre Pemex.
A finales de enero, Fitch Ratings redujo la calificación de Pemex en moneda local y extranjera a largo plazo al pasar de BBB+ a BBB- y con perspectiva negativa, lo que abre la posibilidad a un movimiento más
a la baja.
La nueva calificación para la empresa productiva del Estado la deja al borde de perder el grado de inversión, escala en la que se encuentran los emisores con los perfiles más altos, o situados como los de menos riesgos de que incumplan con sus compromisos financieros.
Apenas el lunes pasado, Standard and Poor’s ajustó de estable a negativa la calificación de Pemex.
En ambos casos, las agencias calificadoras coincidieron que los ajustes reflejan un deterioro continúo de su perfil crediticio, lo cual es resultado de los problemas financieros y la insolvencia para hacer frente a sus compromisos.
Aumento de la deuda. Al 31 de diciembre de 2018, subraya la empresa productiva de Estado, el monto total de su deuda, incluyendo intereses devengados, ascendía aproximadamente a 2 billones 82.3 mil millones, en términos nominales, lo que representa un incremento de 2.2%, comparado al monto total de la deuda reportada el 31 de diciembre
de 2017, estimada en 2 billones 37.9 mil millones.
La información difundida por la empresa petrolera agrega que 27.2% de su deuda vigente, es decir, 28.8 mil millones de dólares, tiene vencimientos programados en los siguientes tres años.
Al 31 de diciembre de 2018, Pemex tenía un capital de trabajo negativo de 4.7 mil millones de dólares.
Prevé que el nivel de endeudamiento “puede incrementarse en el corto o mediano plazos, por nuevas actividades de financiamiento o la depreciación del peso en comparación con el dólar, y puede tener un efecto adverso en la situación financiera, resultados de operación y liquidez de Pemex”.
Y subraya que para cumplir con las obligaciones de pago de su deuda y obtener recursos para sus inversiones, “la empresa ha recurrido y puede seguir haciéndolo a una combinación de flujos de efectivo provenientes de sus operaciones, desinversión en activos no estratégicos, disposiciones bajo las líneas de crédito disponibles y endeudamiento adicional, incluyendo el refinanciamiento de su deuda vigente”.