noe.cruz@eluniversal.com.mx
Houston, Texas.— El gobierno federal apostará por construir en fases dos refinerías de menor tamaño en lugar de una, la originalmente prevista.
En una primera fase, de acuerdo con el Plan de Ejecución que será presentado la próxima semana, se trabajará en licitar y construir un tren de refinación de 170 mil barriles diarios de capacidad de procesamiento, la mitad del proyecto original, cuya construcción iniciará el 2 de junio.
El proyecto original estaba pensado con capacidad de procesamiento de 340 mil barriles de petróleo crudo por día —aceite pesado—, con tecnología de punta y capacidad de alta conversión para procesar crudo Maya.
El complejo que sustituye a éste aportará, una vez que entre en operación, 85 mil barriles diarios de gasolinas y 50 mil barriles de diesel.
Fuentes del sector que asisten a la Offshore Technology Conference que se celebra en Houston, Texas, aclararon que Petróleos Mexicanos (Pemex) no va a construir el complejo de Dos Bocas, Tabasco, pues será el administrador dirigido por la Secretaría de Energía, pero licitará con empresas contratistas la construcción.
Los trabajos tendrán que realizarse en 42 meses, aunque el periodo se irá ajustando conforme los avances.
Es decir, tentativamente, la nueva refinería puede arrancar en 2022.
Por lo pronto, este año el nuevo complejo dispondrá de 50 mil millones de pesos, dijo el director de Pemex, Octavio Romero Oropeza.
Para lograr ahorros en el monto de inversión previsto, Pemex comprará todos los equipos para obtener ahorros de entre 18% y 22%.
Es el ahorro que se obtiene porque las empresas que inicialmente participaron para construir la refinería (el consorcio Bechtel-Techint, consorcio WorleyParsons-Jacobs Engineering Group, la francesa Technip y KBR), habrían pretendido “condicionar su participación a renegociar costos y utilidades por la compra de equipos, obteniendo un porcentaje similar”.
Situación crítica. EL UNIVERSAL tuvo acceso al documento Nueva refinería en Dos Bocas, Paraíso, Tabasco, caso de negocio, que Pemex Transformación Industrial (TRI) presentó al Consejo de Administración de la petrolera el pasado diciembre y que fue clasificado como reservado parcial por cinco años.
En él, se argumenta que desde hace años Pemex TRI enfrenta una situación crítica, caracterizada por graves restricciones para cumplir su objetivo: suministrar petrolíferos al país con eficiencia, calidad, oportunidad, seguridad y a precios competitivos.
La situación, añade el texto de 42 cuartillas, “ha propiciado un aumento sustancial de importaciones de petrolíferos, fundamentalmente de gasolinas —que ha llegado a representar 77% del consumo nacional—, lo que implica un factor de riesgo para la seguridad energética del país”.
México, añade, es uno de los principales mercados de gasolinas del mundo y segundo consumidor de refinados de Latinoamérica.
La demanda de gasolina, turbosina, diesel y gasóleo creció 0.5% en los últimos cinco años gracias al incremento en la venta de vehículos a crédito, a la liberalización del mercado de automóviles usados de Estados Unidos y a una mayor cantidad de kilómetros manejados anualmente.
Esta tasa de crecimiento puede acelerarse a 1% en 2030. Por ello, el gobierno federal decidió apostar por la construcción de una nueva refinería en Dos Bocas, Tabasco.