Si bien América Latina y el Caribe ya no es un problema como lo fue antes con crisis recurrentes y es la región emergente más democrática del mundo, le hace falta crecer más y sostenidamente para no depender del exterior como único motor.

Puede potenciar su riqueza con sus tierras fértiles, sol, viento y agua, y la capacidad de producir energía limpia, abundante y barata para dar un salto cualitativo, y para ello se requerirá una gran dosis de liderazgo político, democrático, internacionalista, pragmático e inteligente, según el Real Instituto Elcano.

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El think tank español de estudios internacionales y estratégicos que analiza el mundo desde una perspectiva española, europea y global, aseguró que no escasean líderes con estas características, más allá del ruido y de las excepciones que confirman la regla a ambos lados del espectro político.

En el informe titulado ¿Por qué importa América Latina?, que fue presentado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el instituto consideró que no se puede excluir la posibilidad de que América Latina entre en una fase expansiva en los próximos años.

Refirió que en los últimos 50 años, tasas de crecimiento superiores al 3% anual sólo se observaron en períodos en donde se conjugaron uno de los dos factores o ambos a la vez: elevados precios de las materias primas y fuertes afluencias de capital.

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vcr/mcc

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