En México existen 55 aeropuertos con operaciones comerciales, lo que significa que se encuentran habilitados para recibir tanto vuelos de pasajeros como de carga, pero la mayor parte del volumen de personas que utiliza transporte aéreo se concentra en cinco ciudades.
De acuerdo con estadísticas de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), entre enero y octubre de este año las terminales de la Ciudad de México, Tijuana, Cancún, Guadalajara y Monterrey concentraron 69% del total de pasajeros atendidos a través de la infraestructura aeroportuaria con que se cuenta en el país.
Esta situación ha ocasionado que existan aeropuertos regionales con pocas operaciones comerciales, lo que quiere decir que se encuentran prácticamente en el olvido.
Tal es el caso de aeropuertos como el de Cuernavaca, Morelos —cercano a la Ciudad de México, con capacidad para recibir aviones tipo Airbus A320 y que en algún momento se consideró sede de los hangares de la Policía Federal y de la Fiscalía General de la República, plan que no prosperó—, que actualmente se encuentra trabajando para reactivar los vuelos comerciales.
“Se han hecho intentos para impulsar aeropuertos como el de Loreto, Puerto Peñasco y Cuernavaca, con operaciones comerciales, pero no se trata sólo de llenar el avión, sino también de que sea una ruta rentable”, explicó José Suárez, secretario de Prensa de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México (ASPA).
“En el caso de Loreto, el gobierno local dio subsidios para que operara la ruta, y en Puerto Peñasco también, pero cuando se acaban los subsidios, se deja de volver atractiva la ruta para las aerolíneas”.
ASPA estima que hay más de 20 aeropuertos poco utilizados, como el de Chichen Itzá, Yucatán, ubicado en una zona estratégica para el turismo, y ahora más, con la construcción del Tren Maya.
Sin embargo, al igual que en otros casos, esa terminal prácticamente no registra operaciones comerciales y sólo la utilizan algunas aeronaves privadas o aviones escuela.
El aeródromo de Agualeguas, en Nuevo León, fue construido por disposición del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, a quien le gustaba vacacionar de vez en cuando en ese municipio.
Cuando acabó su sexenio hubo intentos por convertirlo en un aeropuerto comercial, pero no prosperó la idea y, después de haber estado abandonado durante varios años, en 2012 la Fuerza Aérea Mexicana creó una base aérea para la región y ahora es una terminal militar.
También destaca el caso del aeropuerto de Puebla, que es más pequeño que la terminal de autobuses del estado.
Suárez agregó que, considerando que sólo 5% de los mexicanos viaja en avión, hay un gran potencial para detonar a la aviación comercial como un transporte seguro, eficiente y accesible. Sin embargo, se requiere posicionar a la aviación comercial como un sector estratégico de la economía, de la mano del turismo, para depender menos del petróleo, destacó.
“Si impulsamos al sector aeronáutico, realmente podríamos colocar a todos estos aeropuertos con funciones comerciales importantes”, aseguró el secretario de Prensa de ASPA.
También hay otros aeropuertos poco utilizados, como el de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; Saltillo, Coahuila; Cozumel, Quintana Roo, y Colima, Colima, porque no tienen suficiente demanda y fueron construidos sin estudios de mercado previos.
Fernando Gómez, analista del sector de aviación, dijo que para darle mayor impulso a los aeropuertos regionales se requiere desconcentrar las operaciones en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, ya que 20% de los pasajeros de esta terminal llegan para conectar con vuelos hacia otros destinos.
“Esos vuelos podrían realizarse desde Monterrey, Guadalajara, Puebla, Mérida, y así detonar el crecimiento regional”.
Si nadie promueve los aeropuertos poco utilizados, terminarán como elefantes blancos, señaló Gómez, ya que necesitan operar con una adecuada tasa de retorno de inversión y, para ello, falta desarrollar mercado.
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