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Las altas temperaturas que se registraron este verano en todo el mundo y la imagen de los glaciares derritiéndose en Groenlandia han prendido las alarmas sobre lo que hace la humanidad para evitar el calentamiento global.

Desde hace varios años se ha cuestionado el papel que juega la aviación en las emisiones de dióxido de carbono (CO2), pero el tema toma cada vez más fuerza, sobre todo en Europa.

Durante la pasada reunión anual del Foro Económico Mundial de Davos, la activista sueca Greta Thunberg, de 16 años, llegó al foro viajando en tren de Estocolmo a Suiza.

Thunberg encabeza el movimiento #IStayOnTheGround o #MeQuedoEnTierra, el cual evita tomar vuelos si es que se puede llegar al destino por la vía terrestre, para disminuir la huella de carbono al viajar.

El movimiento ya logró que el número de vuelos disminuyera 4.5% en Suecia durante el primer trimestre del año; es decir, casi 400 mil pasajeros menos en una economía que está en crecimiento.

En Holanda y en Francia se está pensando prohibir los vuelos cuyo recorrido se pueda realizar en tren con una duración de tres horas.

El vuelo Ámsterdam-Bruselas sería el primero en ser cancelado. La conexión entre ambas ciudades toma 45 minutos, sin contar el trayecto para llegar a los aeropuertos, pero el viaje en tren toma una hora con 50 minutos.

En Francia, el diputado de izquierda François Ruffin, del partido Francia Insumisa, ha cuestionado trayectos como el de París-Marsella, las dos ciudades más pobladas de esa nación, que están conectadas por un vuelo de una hora y 20 minutos.

Apenas el pasado 9 de julio, Francia anunció que cobrará un impuesto ecológico a las aerolíneas a partir de 2020.

El impuesto será de aproximadamente 1.5 euros por un boleto en clase económica para vuelos dentro la Unión Europea (UE), de nueve euros para boletos en clase ejecutiva y hasta 18 euros para boletos en esta forma de viaje para vuelos fuera de la UE. Con esta iniciativa, Francia espera recaudar alrededor de 180 millones de euros, los cuales se destinarán a financiar el transporte público.

Francia también quiere que la Comisión Europea elimine las exenciones impositivas a la turbosina, con el objetivo de reducir las emisiones del dióxido de carbono.

Aerolíneas, en la mira por cambio climático
Aerolíneas, en la mira por cambio climático

La aviación es responsable de 2.5% de las emisiones de CO2 a nivel mundial, pero además de dióxido de carbono, los aviones emiten óxido nítrico y dióxido de nitrógeno, los cuales forman los gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento global y destruyen la capa de ozono.

Los aviones emiten azufre, humo y vapor de agua. Es por esto que desde 2010 las aerolíneas se trazaron el objetivo de mitigar el impacto ambiental de sus operaciones.

Para lograrlo, definieron tres objetivos: incrementar 1.5% cada año la eficiencia en el uso de combustible, entre 2010 y 2020, detener el crecimiento neto de emisiones de CO2 a partir de 2020 y reducir 50% las emisiones netas de CO2 para 2050, en comparación con los niveles de 2005.

De acuerdo con la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (Alta), estos objetivos serán alcanzados mediante la innovación tecnológica, mejoras operacionales, mayor infraestructura y medidas económicas.

Las aerolíneas latinoamericanas han aumentado 3.5% anual, en promedio, la eficiencia del combustible, un porcentaje superior al objetivo de 1.5% trazado en 2010, con lo que han evitado emitir un millón de toneladas de CO2 en los últimos siete años.

Lo anterior se logró gracias a la renovación de más de 50% de su flota durante la última década, por lo que la edad promedio de la flota aérea en Latinoamérica es de 8.5 años.

Juan Sarmiento, gerente de Medio Ambiente y Datos Económicos de Alta, explicó que las aerolíneas afiliadas están reduciendo sus emisiones de CO2 mediante medidas como carreteo con un motor, lo que permite ahorrar combustible en el tiempo en tierra, sobre todo en aeropuertos congestionados.

También se están realizando aterrizajes sin reversores para ahorrar combustible y reducir la exigencia de los motores en la fase de aterrizaje.

Otra es la optimización APU/GRU, que reduce el tiempo que esta unidad de energía está encendida, realizar despegues y aterrizajes con flaps reducidos para tener una menor resistencia al aire y, por consiguiente, un menor consumo de combustible. También se ha reducido la potencia de despegue a una altitud menor a los mil 500 pies, lo que permite un ahorro de 3%.

“En conjunto con las autoridades de aviación civil y organizaciones de la industria, las compañías aéreas han desarrollado procedimientos PBN [navegación basada en el desempeño] en varios países, lo que permite volar trayectorias más directas, optimizar las operaciones de llegada, aproximación y salida de las aeronaves y así reducir el consumo de combustible”, agregó.

El 1 de enero de 2019 también entró en vigor el Esquema de Reducción y Compensación de Carbono de la Aviación Internacional (CORSIA, por sus siglas en inglés) en su primera fase de monitoreo, reporte y verificación de emisiones.

A partir de este año, todas las aerolíneas con vuelos internacionales que emitan más de 10 mil toneladas de CO2 anuales deberán registrar e informar estos datos a sus respectivos gobiernos.

Este es el primer paso para la implementación del sistema de todos los Estados miembro de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI, por sus siglas en inglés) a partir de 2019 para tener una aviación más responsable con el medioambiente.

Acciones en México

El año pasado, Aeroméxico fue la única aerolínea de la región que entró al proyecto piloto de pequeña escala financiado por la OACI para probar el modelo de monitoreo, reporte y verificación del esquema CORSIA.

Con el fin de probar dicho modelo en el entorno real de una aerolínea y, en su caso, proporcionar recomendaciones a la OACI y las autoridades de aviación civil para su mejora y creación de capacidades.

Además, la firma tiene un programa llamado Vuela Verde por medio de una alianza con la Plataforma Mexicana de Carbono.

Con este programa, los pasajeros pueden realizar una compensación voluntaria por las emisiones de dióxido de carbono generadas en su vuelo.

Los fondos obtenidos se destinan a proyectos que aceleran la descarbonización de la economía de México mediante la construcción de proyectos para la generación de energía renovable en Guanajuato, Baja California y Oaxaca.

Entre 2016 y 2017 se compensaron 100 mil toneladas de CO2 generadas por la aerolínea. En Guanajuato se apoya a la construcción y operación de un relleno sanitario y quema de biogas para controlar la emisión a la atmósfera del metano que genera la basura.

En Oaxaca se ayuda a un parque eólico para generar energía renovable y cerca de La Paz, Baja California, se contribuye con una central de energía solar para abastecer el consumo de la eléctrica de 65% de esa población.

Biocombustible

De acuerdo con ALTA, existe un potencial de reducir las emisiones de CO2 de hasta 80% para los aviones actuales mediante el uso de biocombustibles, pero aún hace falta que estos energéticos sean más asequibles y económicos.

United Airlines fue la primera aerolínea estadounidense en comenzar a utilizar biocombustibles para vuelos regulares.

La compañía invirtió más de 30 millones de dólares en Fulcrum BioEnergy, Inc., firma dedicada al desarrollo de alternativas de combustible para aeronaves.

Además, se convirtió en la primera aerolínea estadounidense en reutilizar elementos del kit de clase ejecutiva internacional, colaborando con Clean the World para donar esos productos de higiene a personas de bajos recursos.

United usa un Boeing 737-900 pintado con su marca eco-skies y el avión utiliza un biocombustible 70% jet fuel y 30% bio fuel hecho de desechos agrícolas.

Ante la expectativa de que el tráfico aéreo se duplique en los próximos 10 años, las aerolíneas necesitan adoptar nuevas tecnologías y definir mecanismos de operación más eficientes para hacer más sustentable el transporte aéreo.

Menos plásticos

Las aerolíneas también están haciendo un esfuerzo para reducir el uso de plástico.

Este año, American Airlines eliminó los popotes de plástico de sus salas VIP y los sustituyó por popotes biodegradables y palitos mezcladores de madera. La empresa aeronáutica también utilizará platos y cubiertos ecológicos en sus salas VIP.

Además, en noviembre se sustituirán los popotes en el servicio de bebidas a bordo de los vuelos por palitos mezcladores hechos de bambú. Con estos cambios, American Airlines eliminará más de 32 mil kilogramos de plástico al año.

Air France tiene como meta eliminar 210 millones de productos de plástico de un solo uso para finales de 2019.

Alrededor de 100 millones de vasos de plástico se sustituirán por vasos de papel, 85 millones de cubiertos de plástico se sustituirán por productos hechos con materiales ecológicos y 25 millones de agitadores de plástico se sustituirán por palitos de madera.

Las aerolíneas están sustituyendo el cepillo de dientes de plástico por uno de almidón de maíz, los tapones para los oídos de este material se han reemplazado por papel encerado e incluso las zapatillas que se ofrecen en clase business están elaboradas a partir de botellas recicladas de plástico PET y se ofrecen envueltas en una banda de cartón en lugar del plástico anterior.

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