Petróleos Mexicanos (Pemex) cerró el sexenio pasado con una deuda de 402 mil 872 millones de pesos con sus proveedores y contratistas, un incremento de 170% o casi tres veces la cantidad con la que inició la administración de Andrés Manuel López Obrador.
De acuerdo con los estados financieros de la petrolera, en diciembre de 2018 los adeudos con las empresas que le prestan servicios en todas sus áreas se ubicaban en 149 mil 263 millones de pesos.
Además, la empresa estatal incumplió la promesa expresada a proveedores y contratistas de que entre mayo y agosto pasados se saldarían todos esos compromisos.
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De hecho, en su plataforma Pemex+Transparente, la petrolera ya no actualiza los reportes de adeudos vencidos con esas empresas desde julio pasado.
Esos compromisos de pago representan un reto para Pemex, cuya deuda financiera total totalizó 97 mil millones de dólares al cierre del tercer trimestre de este año.
Hace unos días, Pemex orquestó un primer recorte de 26 mil millones de pesos en el área de Exploración y Producción para reducir gastos de octubre a diciembre.
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Bajo presión
Ante tal situación, y dada la importancia de Pemex en la actividad económica del país, las empresas han puesto en marcha medidas para aminorar los efectos de brindarle servicios sin un pago a cambio.
Opex Perforadora y la naviera Cotemar tienen cuentas por cobrar a la empresa estatal por 10 mil 500 millones y 6 mil millones de pesos, respectivamente, y ya emprendieron acciones para evitar mayores efectos en su interior.
Hace tres semanas, la contratista Opex informó a sus colaboradores que tendrá que recortar su operación por el incumplimiento de pagos por parte de Pemex.
“Desafortunadamente, ambos, proveedores y corporativo [de Opex] están imposibilitados de continuar con este financiamiento, por lo que es necesario implementar un ajuste temporal en nuestras operaciones”, apuntó la contratista en una carta firmada por César Granados, director general de Opex.
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“Este ajuste no implica una suspensión total de actividades, sino una reducción controlada que nos permitirá mantener una operación segura y eficiente”, señaló.
A su vez, Héctor Ávila, superintendente de desarrollo de contratos de Cotemar, dijo a EL UNIVERSAL que ha logrado mantenerse en el tiempo “y se ha ido adecuando”, porque entiende que el negocio petrolero es dinámico. Cotemar comenzó como empresa de hospedaje, alimentación y facilidades en la industria costa afuera.
Sin embargo, “con el tiempo [la empresa] se fue adaptando a la política petrolera. En la actualidad tenemos una flota propia y nos hemos diversificado al negocio de oil and gas. Somos parte de las empresas que desarrollan campos petroleros”, explicó el directivo.
“Hay una serie de actividades en conjunto para mantener la operación, estrategias de financiamiento para desarrollo de proyectos, premisas para seleccionar proyectos para darle al cliente un aporte de producción, temas como procura de equipos”, dijo Ávila.
Urge estrategia
El importe de la deuda de Pemex se aceleró en la recta final del sexenio de Andrés Manuel López Obrador. De junio a septiembre de este año, creció 11%.
En esta administración, el director general de la petrolera, Víctor Rodríguez Padilla, tendrá que encontrar una solución a ese problema, en medio de una reforma energética que busca convertir la deuda de Pemex a soberana, de una producción decreciente de crudo, con menos ingresos aportados al erario y otros desafíos, dijo Francisco Riveros, perito externo en el Consejo de la Judicatura Federal especializado en la industria marítima.
A raíz del estancamiento y caída en la extracción de crudo de Pemex la actividad económica en el Golfo de México se deteriora, de manera que el sector offshore (marino) ha caído a los peores niveles desde 2011, según cifras de la Coordinación de Puertos y Marina Mercante de la Secretaría de Marina (Semar).
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“Esto les pega a las familias, al empleo formal, a la economía y a la recaudación; sube la informalidad, baja el bienestar y aumenta la inseguridad”, dijo Riveros.
“Son regiones muy dependientes del sector, pero también hay un impacto nacional, porque las navieras se asientan en Ciudad de México, Monterrey o Tamaulipas”, indicó.
Las navieras son proveedores de Pemex y tienen contratistas, por lo que el problema crece, expuso.
“Si no hay un impulso el siguiente año al sector, esta tendencia a la baja se va a conservar”, agregó.
En tanto, se espera que el próximo miércoles el gobierno presente su estrategia para Pemex.