El número de trabajadoras que abandonaron su empleo por discriminación o acoso repuntó durante la pandemia del Covid-19. En el primer trimestre de este año, 16.9 mil mujeres desertaron a su empleo, de acuerdo con cifras del Inegi.
Especialistas consultadas por EL UNIVERSAL explicaron que con la crisis sanitaria se les estigmatizó de que no podían cumplir con sus tareas profesionales al aumentar sus responsabilidades en la casa, lo que ahora amenaza con convertirse en una grave limitante para su retorno al mercado laboral.
“La pandemia ha tenido rostro de mujer, ellas han sido de los grupos vulnerables más afectados, sobre todo porque han sufrido discriminación. Muchas empresas, al ver que las mujeres tenían que regresar a su casa para el cuidado de su familia, prefirieron retener la mano de obra masculina para no tener esa limitante”, comentó Arleth Leal, directora asociada de la firma de capital humano Red Ring.
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De acuerdo con el Inegi, la cifra de 16.9 mil trabajadoras que desertaron de su empleo por discriminación o acoso fue 54.6% superior a los 10.9 mil casos reportados un año antes, cuando aún no se registraban los primeros visos de la crisis sanitaria.
Además, se trató de la cifra más alta de mujeres que decidieron salir de su trabajo por esa causa en los últimos 13 años.
Limitan desarrollo
La representante del Centro de Estudios para el Empleo Formal (CEEF) en el capítulo de capital humano, Ivonne Vargas, dijo que el acoso a la mujeres es una práctica muy difundida en el medio laboral que no se limita al hostigamiento sexual, y que va desde comentarios ofensivos contra su actividad y capacidad, hasta acciones concretas para limitar su desarrollo profesional.
“Mucho acoso es cultural. En casos graves llega a una agresión sexual por haber tocado o abusado de la persona y que tiene otras implicaciones legales.
“Pero no le estamos dando el peso que merece al acoso que es más silencioso, pero que no deja de tener un impacto en la carrera y la vida de la mujer”, dijo.
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La especialista criticó que se esté normalizando este tipo de hostigamiento, porque ese acoso puede llegar a convertirse en burnout (desgaste físico y emocional) o llevar a una situación insostenible para la persona, lo que termina por orillar a las personas a abandonar el empleo.
De acuerdo con el Inegi, otros motivos importantes de abandono del empleo por parte de las mujeres fueron el matrimonio, embarazo y/o responsabilidades familiares; las condiciones laborales se deterioraron o implicaban riesgos personales y/o de salud; querían seguir estudiando o retomar sus estudios; querían ganar más y/o superarse en el trabajo, y por conflictos laborales o con sus superiores.
“También la mujer está rechazando regresar al trabajo, porque para muchas, la pandemia no sólo ha alterado la parte familiar sino el equilibrio entre la vida laboral y la personal, así como la salud física y mental”, advirtió Arleth Leal.
“Son muchos factores que analizar y sobre todo que promover para que la mujer pueda regresar al campo laboral. Se habla en análisis que se han perdido 10 años con esta pandemia del trabajo que venía desempeñando la mujer en las empresas y en temas de equidad de género”, agregó la especialista.
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La participación de la mujer en la vida económica del país se vio afectada por la pandemia, y revertirlo tomará tres años, de acuerdo con Michelle Ferrari, presidenta del Foro World Economic Forum Iberoamérica.
“Las mujeres fueron las primeras en perder o abandonar el trabajo y serán las últimas en recuperarlo y hay indicadores de violencia familiar”, subrayó.
Arleth Leal reconoció que se requiere la creación de políticas públicas para reinsertar a la mujer al empleo, y colaborar con las empresas para hacer conciencia de su reincorporación laboral.