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Con cierta frecuencia escucho a mis pacientes decir que sus parejas o amigos no creen en la psicoterapia. Algunos basan su opinión en una mala experiencia. Sin embago, muchos de estos escépticos emiten su opinión sin haber tenido la vivencia terapéutica, igual que hay quienes están convencidos de que no les gusta la comida vegetariana sin haberla probado. Para quienes no han tenido la fortuna de seguir un proceso terapéutico, he aquí una descripción de lo que ocurre al embarcarse en esta aventura y de los beneficios que se consiguen.
- En la terapia se cierran situaciones inconclusas para aprender a vivir cada día plenamente sin recurrir continuamente a emociones que pertenecen al pasado y que nos quitan energía para vivir en el presente.
- Por medio de la terapia desarrollamos la capacidad para reconocer nuestras sensaciones, sentimientos, emociones, pensamientos y acciones. Esta capacidad nos permite estar más en contacto nosotros mismos y con el entorno, lo que enriquece nuestra experiencia vital.
- La terapia es como una segunda tarea en la vida. La primera tarea fue aprender a actuar, sentir y pensar como hasta ahora lo hemos hecho. Durante los primeros años de nuestra existencia y hasta la edad adulta, aprendemos a estar en el mundo de una forma, a ver la vida a través de los lentes de la sociedad, los padres, los maestros, los clérigos. La segunda tarea consiste en descubrir que se puede vivir de otras maneras y ver las cosas a través de una lente diferente.
- A partir de que comenzamos una terapia nos hacemos más conscientes de nuestros actos y, por lo tanto, nos responsabilizamos de ellos. En la terapia aprendemos a validar nuestras emociones y sentimientos, dándoles su justo valor para no perdernos de la enorme riqueza de las emociones.
- Mediante la psicoterapia desaprendemos muchas de las ideas adquiridas a lo largo de los años de desarrollo. Integramos ideas nuevas, que ahora pasan por nuestro análisis, que hemos digerido, y que aceptamos por voluntad propia, ya no por imposición familiar, social o institucional.
- La terapia es un camino que nos lleva a ser nosotros mismos, a aceptarnos en las diferentes facetas que nos conforman, a dejar de fingir y de usar máscaras. Es una oportunidad de aceptación de uno mismo y de recuperación de la propia identidad, de quiénes somos: un pino no puede ser un roble y el cielo no puede ser de un color diferente.
- Un tratamiento terapéutico puede llegar a ser una filosofía o estilo de vida, muy similar al Zen, en el que nos guiamos por los sentidos más que por la mente, es un regreso a nuestra primera naturaleza, a nuestra esencia.
- Un proceso terapéutico no siempre es un lecho de rosas. Esto lo saben bien quienes con valor se han enfrentado al proceso de reaprendizaje y redescubrimiento de sí mismos. Sin embargo, los frutos valen la pena el esfuerzo y tiempo invertidos.
- En la terapia se trabajan nuestras inquietudes inmediatas. Idealmente, en cada sesión se resuelve algo o se trabaja algún aspecto de las situaciones que nos aquejan, dando como resultado un avance paulatino y evidente en la vida diaria.
- Uno de los principales beneficios de un proceso terapéutico es que se adquiere responsabilidad por las acciones, pensamientos y emociones propias. Así, se deja a un lado el papel de víctima en las relaciones o las situaciones que se enfrentan. Cuando uno asume su propia responsabilidad, no hay víctima ni victimario, sino simplemente personas responsables de sus propios actos.
Todos estos cambios en la forma de experimentar el mundo, obviamente, toman su tiempo, como sucede con las cosas valiosas e importantes. Lo saben quienes han buscado ayuda, enfrentado sus temores y se conocen a nivel más profundo. Si tienes la inquietud de tener apoyo psicológico profesional, dale cauce a tu interés, las opciones son muy variadas: talleres de desarrollo personal, grupos terapéuticos, terapias de diversas corrientes. Estoy seguro de que encontrarás al terapeuta y la terapia adecuados para ti.
¿Cuál es tu propia experiencia con la terapia? Tus comentarios y opiniones son bienvenidos. Comparte este blog en Facebook y otras redes sociales.