Blog

El gran teléfono descompuesto

El gran teléfono descompuesto
19/03/2016 |10:08
Redacción El Universal
Pendiente este autorVer perfil

- Es un peso por la recarga, jóven

- Híjole no le completo, si le doy mi peso me quedo sin boleto para el metro

Salí caminando de la tienda, sin recarga ni manera de llamar a mi novia. Como siempre, iba tarde y para avisarle tuve que recurrir a un método antiguo: el teléfono de monedas. Me dolió el codo gastar cinco pesos “a lo tonto“ pero la verdad es que lo que me dolía era verlos irse por la ranura de la máquina, literalmente desaparecían. Al contrarío, no me daba cuenta de lo poco que me duraba cada recarga de a veinte que le ponía dos veces a la semana a mi teléfono. Ella no respondió.

Newsletter
Recibe en tu correo las noticias más destacadas para viajar, trabajar y vivir en EU

¿En qué se me iba el saldo? ¡Quién sabe! Como muchos de mis amigos, no conozco las tarifas de mi teléfono y tampoco entiendo muy bien los planes, ese debe ser el por qué la mitad de las quejas captadas por la Profeco están relacionadas con empresas de telefonía móvil.

Y bueno, tampoco creo que las compañías sean tan santas, tanto así que el Instituto Federal de Telecomunicaciones sacó la Carta de Derechos Mínimos de los Usuarios de Servicios Públicos de Telecomunicaciones, algo así como un “estate quieto” a las compañías para que no se quieran pasar con sus usuarios.

Y cómo no si la cosa está así: Según una encuesta hecha por ¿Cómo vamos, Ciudad de México? El 25% de las personas opina que el servicio de telefonía celular no ha mejorado y el 16.1% opina que empeoró. Tal vez aunque hubiera logrado hacer mi recarga, de todas formas no hubiera podido hablar con mi novia. “Su llamada será transferida a buzón”, de las frases que probablemente más he escuchado en mi vida.

Mi teléfono comenzó a sonar, perfecto, ahora sí podría avisarle que llegaría tarde y aunque se enojara podría contentarla si la hacía reír como solo yo sabia. Respondí muy contento:

- ¿Bueno?

-Buenas tardes, llamamos de la-otra-empresa-de-teléfonos-a-la-cual-usted-no-pertenece para saber si quiere cambiarse con nosotros

Definitivamente esa voz no era de mi novia y además en esa llamada perdí cinco minutos más, lo mejor sería correr ya al metro. Iba bajando las escaleras para llegar al andén cuando un rayo de luz iluminó mi teléfono y apareció en la pantalla su nombre.

- ¡Hola bebé¡ qué bueno que me llamas, voy un poco tarde

- ¿Bueno? , ¡¿Bueno?!

- ¿Me escuchas?

Y la llamada se cortó. Maldita sea, ahora si me iba a quedar sin novia ni pareja para la graduación y todo porque en el metro no hay nadita de señal, y bueno, estando tres metros bajo tierra se justifica pero, en mi escuela, el parque de mi casa y demás lugares yo no me explico por qué a veces simplemente no se puede llamar.

Esa debe ser una de las razones por lo cual, según una nota de El Financiero, el 46% de los usuarios de teléfonos se encuentra “regularmente satisfecho”. Y es que ahora, con el uso de Whatssap, Facebook, el GPS y demás cosas que se usan es imposible no gastarse rapidísimo el saldo y la pila. Estamos tanto tiempo en el teléfono que por supuesto nos molesta que no tenga un buen servicio.

Por fin llegué a la estación del metro donde quedamos de vernos. Miré desesperado de un lado a otro, una hora tarde no era tanto ¿o sí? De reojo, vi su cabello castaño y corrí hacía ella pero las dos puertas del vagón se interpusieron entre nosotros. Ella me miró a través del cristal, primero sorprendida y después con enojo para simplemente darse la vuelta y ocupar un lugar a lado de un tipo con los brazos dos veces más grandes que los míos.

Abigail Villagómez López

Licenciada en Comunicación, UNAM

abigail.villagomez@hotmail.com

Ilustrador. Elihu Shark-o Galaviz

@elihumuro