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Por Juan José Díaz Infante*
El jueves 30 de marzo, por la noche fue la presentación del libro de Teul, el cual es el primer fotolibro que presenta la carrera de fotografía de la facultad. El libro se llama “Mutaciones” y es un buen ejercicio de composición y de arquitectura editorial que trabaja fotografía de naturaleza alterada en patrones correspondientes a combinaciones del I CHING. Es un objeto para la enseñanza, es un objeto didáctico para cualquier alumno, así se desarrolla un tema y así se desarrolla el sentido final de la fotografía. Un objeto construido, con conocimiento del tema, todos los temas, fotografía, naturaleza e I CHING. Un proceso de educación aplicada, transmisión de información sobre el oficio. Editado por la Universidad de Guadalajara,Trazo AC, Editorial Universitaria y la Universidad Veracruzana con un tiraje de 500 ejemplares. Refrescante que la galería estuviera llena, con gente parada e imposible de entrar. Refrescante una presentación de libro con tan buena audiencia. Felicitaciones a la UV por este esfuerzo.
Tomando ventaja de la visita se programó una presentación o charla más personal, viernes 31 de marzo, sin poster, sobre fotografía contemporánea, la cual me hizo reflexionar una breve historia de la fotografía en México que me ha tocado vivir. Cuando recién llegué a México, en 1982, después de haber estudiado fotografía profesional en Estados Unidos. Hacer un portafolio profesional era parte del programa, ergo yo tenía un portafolio armado de 12 fotos básicas, de un producto, una modelo, un coche, una motocicleta, etc. Llegué a presentarlo y a trabajar con varias agencias de publicidad. McCann Erickson, Bozel, Kenyon and Eckhardt, en cuentas como Chrysler y Ford. Mi portafolio estaba hecho con gran entusiasmo y gusto por la fotografía, tenía 21 años. México no contaba con una escuela de fotografía que ofreciera este tipo de entrenamiento. México tampoco contaba con muchos fotógrafos profesionales y menos publicitarios.
La primera impresión y opinión de ciertas gentes con que interactué en McCann y Walter Thompson fue muy rara y sorprendente, tenían la convicción de que me había robado mi portafolio. La conversación dentro de WT, era esa, "a quién le robaste el portafolio". Proyectado ahora 30 años después entiendo la falta de interés del país en la fotografía. No es la conversación. Hay un subtexto que rodea la manera de expresarnos en México que no tiene nada que ver con lo profesional, es un subtexto de complot perpetuo que nos remite de manera constante al mismo punto. No avanzar. Ojalá no avanzar fuera el problema, el peso desde que nací ha perdido su valor más de 128,000 por ciento, no es un síntoma de crecimiento que el día que llegué de Estados Unidos, López Portillo devaluaba la moneda y nacionalizaba la banca y yo comenzando mi carrera como un forajido. Lo mismo sucede en paralelo con cualquier tema que queramos abordar. Rápidamente se vuelve otra conversación al terreno de lo que no es. Cómo distinguirme como fotógrafo profesional y no como un bandido. Ya de entrada era culpable hasta siempre. Por otro lado, para consolidar mi impresión de que la conversación es sobre lo que no es, en aquel momento se generaban la primeras bienales y coloquios latinoamericanos y había un a pugna por descalificar al fotoclub, parte de esas descalificaciones fue descalificar a fotógrafos como Manuel Carrillo o a Armando Salas Portugal. Recordemos cómo las fotografías de Salas Portugal fue el material que Luis Barragán utilizó para poder mostrar su obra y ganar en 1980 el premio Pritzker. El Pritzker Architecture Prize es el equivalente del premio Nobel de arquitectura. En aquella época la fotografía de denuncia era la buena y quedaba prohibido hacer fotografía experimental. Cuánto ruido puede haber en una conversación que disculpe de manera permanente la mediocridad.
Hay una necesidad de aprender a ser profesionales y lo que significa esa palabra. Saber construir una fotografía fija desde el boceto hasta su impresión en una lona o una revista o un libro. Es un proceso didáctico, pedagógico, es aprender a hacer algo bien. No es una filosofía, es un oficio. Me trajo a la mente una experiencia que me ayudó a clarificarme a mí mismo cómo se distingue lo profesional.
Tuve la suerte de ir hace un par de años a unas presentaciones y exposición de unos jóvenes diseñadores que estaban haciendo investigación de diseño en el Royal College en Londres. Me llamó mucho la atención tratar de imaginar qué estaban haciendo, ya que con el sesgo de forajido, denuncia, burgués, entre otros. Mi imaginario me llevaba a como la palabra investigación suena en mi mente a ese rescate antropológico que se suele hacer en una maestría en México, investigaciones como de rescates históricos,siempre teóricos. Decidí ir a ver esas conferencias esperando otra cosa. Sin embargo loo que vi, fue otra manera de acercarse a la investigación, encontré gente generando hipótesis, observación y conocimiento desde el punto de vista práctico, funcional. Una de las presentaciones que mejor recuerdo fue un equipo que estaba estudiando la hoja clínica de un paciente de un hospital. En sus observaciones establecieron que la hoja de la historia clínica que revisa el doctor o el cirujano todos los día normalmente la llena una enfermera que pasa poco tiempo con un paciente de manera específica ya que tiene varios pacientes que atender. El diseñador se dio cuenta de que la familia por la relación cercana al paciente tiene más tiempo de observar las reacciones del paciente. Y que si uno le da instrucciones a la familia a seguir, pueden llevar una hoja clínica de mejor manera, más exacta. Esta investigación era dividir las acciones que necesitaban forzosamente una enfermera y las que la familia podía monitorear. Resultado, mejor cuidado médico para un paciente. Todo parte de una investigación de diseño. Eso es ser diseñador, transdisciplinario y sobre todo, profesional, saber el oficio.
Mi jueves y viernes en la Universidad Veracruzana fue hablar de profesionalismo, de cómo todo lo que hace un maestro y lo que hace una universidad debe de tener en cuenta lo que estoy enseñando, cuando monto una exposición, cómo le enseño a un alumno a montar una exposición, cuando hago un libro, cómo le digo a un alumno que se hace un libro. Mi comentario, dejar de hablar de lo que no es. Mutar.
Juan José Díaz Infante*
Artista multidisciplinario, poeta y fotógrafo.