Es noviembre de 2019 y Los Ángeles vive en un estado de decadencia urbana… la población disminuye y los humanos se enfrentan a una nueva amenaza: androides construidos con técnicas de bioingeniería que se rebelan contra ellos...
En realidad, era 1982 y así se imaginaba Blade Runner, la mítica película de Ridley Scott, cómo sería este mes de este año en California.
Parecía un día lejano, pero 37 años después del lanzamiento de la película, la fecha que el filme soñó ha llegado.
Pero, ¿cuán precisas fueron sus predicciones sobre cómo la tecnología desempeñaría un papel más importante en nuestras vidas para estas fechas?
En BBC Mundo te contamos 5 cosas en las que la película acertó (o casi); otras en las que quedó muy atrás y algunas que todavía están por llegar.
Ambientada en noviembre de 2019, la película sigue a Rick Deckard, cuyo trabajo como "blade runner" es cazar y matar a los androides bioingenieriles, conocidos como replicantes.
Estos últimos, llamados Nexus 6, se describen como "virtualmente idénticos a un humano" y "al menos iguales en inteligencia".
Cuando un grupo llega a la Tierra para tratar de extender su vida útil de cuatro años, Deckard es convocado para eliminarlos.
Los robots de nuestros días no se ven tan realistas como Zhora, Pris, Roy y Leon.
Incluso cuando toman forma humana, como Sophia de Hanson Robotics, distan mucho de aquellos seres que incluso podían sentir perderse sus "lágrimas bajo la lluvia".
Sin embargo, la inteligencia artificial está cambiando la forma en la que entendemos la robótica.
Esta semana, por ejemplo, la compañía hermana de Google, DeepMind, anunció que había creado los primeros "agentes" en llegar a la liga superior de Starcraft 2, uno de los videojuegos de deportes electrónicos más populares del mundo.
La videollamada de Deckard a la replicante Rachael es un ejemplo de cómo la tecnología actual ha superado lo que se muestra en la película.
Las videollamadas en realidad comenzaron en la década de 1920, cuando el jefe del gigante de telecomunicaciones AT&T habló con el expresidente estadounidense Herbert Hoover usando una señal de televisión y una línea telefónica.
Pero no fue hasta que se lanzó Skype en 2003 que comenzó a ser común.
Hoy en día, las videollamadas se realizan de varias maneras, incluyendo FaceTime de Apple, Duo de Google y WhatsApp, de Facebook; todas capaces de entregar una imagen de mayor resolución a los teléfonos inteligentes de lo que la voluminosa cabina podría mostrar en la película.
Y a diferencia de Blade Runner, no cuesta US$1,25 (US$4,30 hoy) hacer una llamada.
Los asistentes virtuales tienen un papel importante en la película.
Cuando Deckard regresa a su casa, el ascensor le pide su "identificación de impresión de voz".
"Deckard 97", responde, mientras marca los mismos números en un teclado.
"Gracias", responde una voz femenina.
En la actualidad, Alexa de Amazon y el Asistente de Google pueden identificarnos por nuestros patrones de voz y adaptar su comportamiento en consecuencia.
Pasando a la seguridad, Deckard usa una llave inteligente para abrir su puerta principal.
El noruego Tor Sørnes inventó la primera cerradura de puerta con tarjeta de registro grabable en la década de 1970.
Hoy, estas tarjetas son utilizadas por hoteles de todo el mundo.
Pero es probable que las próximas cerraduras inteligentes requieran una señal de tu teléfono móvil o una lectura biométrica para controlar la entrada.
El núcleo de la trama de la película es la máquina Voight-Kampff, que utilizan los blade runners para distinguir a los humanos de los robots, utilizando preguntas diseñadas para provocar una respuesta emocional.
Es una máquina elaborada que mide las funciones corporales, como las contracciones del iris del ojo.
Si bien se ve muy diferente a las primeras máquinas poligráficas, los detectores de mentira se han sofisticado y todavía se utilizan en muchos países del mundo.
Sin embargo, su fiabilidad ha sido cuestionada: una prueba de detector de mentiras no es admisible en Reino Unido como evidencia, por ejemplo.
Actualmente, la compañía estadounidense Converus usa tecnología de iris similar a la que proponía la película para detectar mentiras.
Las luces tenues y los cielos oscuros retratan al Los Ángeles de 2019 de la película como una ciudad que ha sido dañada por la contaminación industrial, lo que ha obligado a muchos a huir.
"No hay escasez de viviendas por aquí. Hay suficiente espacio para todos", le dice el diseñador genético JF Sebastian a la replicante.
En la vida real, la población de Los Ángeles es de más de 4 millones de personas y la ciudad se llena de gente cada vez más.
No obstante, no es ajena a la contaminación y como ésta contribuye al cambio climático.
Los temores a este grave problema medioambiental han llevado a California a liderar la lucha en Estados Unidos: durante décadas, el estado ha impuesto normas muchos más severas que el resto del país para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y controlar la calidad del aire.