Una nación no puede llamarse democrática si en ella no participan sus mujeres, y entre ellas quienes además presentan otras condiciones de vulnerabilidad
Debemos sumarnos como sociedad, levantar nuestra voz para exigir que cese esta cada vez más extrema y cruenta violencia contra mujeres, niñas y adolescentes.
El mero hecho de obligar a la víctima a contraer matrimonio constituye, en sí mismo, una grave violación de su dignidad humana y de sus derechos humanos