Los corruptos no son de Izquierda. Son lo contrario al ánimo de la Izquierda de expandir el bienestar a todos: son depredadores individualistas y su lugar no es presidiendo una Comisión del Congreso.

La historia reciente nos enseña que donde se queda el ejército gringo, los conflictos crecen, explotan y se incendian, y al cabo de una década no vuelve a crecer ni el pasto sobre el suelo quemado.

Si algo urge desenredar en México, es el sistema de medios de comunicación que a diario nos entrega un combate narrativo artificial.