La izquierda mexicana no acepta la versión optimista de un capitalismo benigno futuro, pero tampoco ofrece una alternativa teórica clara y práctica frente al conjunto de reglas y mecanismos del capitalismo triunfante.

Hay un sector de ciudadanos a los que la historia política de México ha vuelto, y con razón, muy escépticos ante cualquier fuerza política que se convierte en mayoritaria y toma el control del aparato de gobierno.