Con la consigna le entregó al pueblo no sólo un himno a la “auténtica democracia” sino hasta el manual del usuario: “¡Lucha, lucha, lucha, no dejes de luchar...!”

La “Ley sobre Delitos de Imprenta”, una de las típicas leyes a la mexicana, tan estricta y severa que, en caso de aplicarse, enviaría al bote a un elevado porcentaje del compatriotaje nacional