Los escritores tienen esposas, amantes, ligues, aventuras, colegas, pero no groupies. Tal es un privilegio de los artistas de Rock

El Comandante Supremo declaró que en su gobierno “no se censura a los periodistas”. Es cierto, no los censura porque lo prohibe la Constitución, por lo que debe limitarse a insultarlos, agredirlos, calumniarlos...

Sí, cuando en las febriles redes se me acusa de decrépito celebro que los hostiles conozcan sus etimologías, pues es cierto: los esqueletos crujen y no siempre en parejas...

Para El Supremo, sumariamente, “el que insulta se degrada” y él no se degrada nunca. Bueno, algunas veces ha dicho “¡al carajo!”, pero sólo en circunstancias apremiantes

Esta insólita descripción se debe a la última visita que hice al centro de la ciudad y que me llevó a recordar mi pasado de inquilino del ombligo urbano