Los autos de corte más personal, como los coupés, están en peligro de extinción. Prácticamente ya no hay alguno de una marca convencional, y uno de los últimos en el segmento fue el Honda Civic de anterior generación, mismo que ya no está entre nosotros.
Pero hace poco más de una década, la historia era distinta. Sí, el éxito de los SUV seguía en crecimiento, pero aún había espacio para estos autos que gustan a los que no nos importa sacrificar practicidad a favor de diseño y manejo.
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La antesala del Jetta A6
Corría el año de 2010, cuando Volkswagen, presente en Autoshow de Detroit, cuando presentó el NCC, cuyo acrónimo significa New Compact Coupé. Este auto de dos puertas tenía líneas elegantes y armónicas, que ciertamente recuerdan a los Audi de aquellos años.
No pretendía ser un deportivo, sino un auto personal y eficiente. Bajo el esquema del concepto, combinaba un motor 1.4 TSI de 150 caballos de fuerza (¿te suena conocido?) con un motor eléctrico de 27 caballos de fuerza a la par de una DSG de 7 velocidades.
Y sí, adivinaste, era un híbrido que prometía 23.8 km/l pero, a diferencia de otros híbridos, éste sí lucía deseable. Además de ello, el diseño y materiales estaban prácticamente listos para irse a producción…pero eso no pasó.
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En su lugar, sirvió de referencia para la entonces futura generación del Jetta de sexta generación. Se conservaron las formas de los faros, paneles de la carrocería e interior con la excepción de agregar un par de puertas y cambiar los motores, según el país destino.
En México llegó de manera oficial con la celebración del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución, con rines bitono y emblemas alusivos. Después de autos más “clásicos”, este cambio estético supuso una nueva etapa para la marca y sus seguidores, pues, como se comenta al inicio, tiene tintes de Audi.