Una de las decisiones al momento de comprar un auto va orientada hacia la versatilidad que ofrece de acuerdo a las necesidades de cada persona. Esto se ve influenciado fuertemente por el tipo de carrocería y la apertura de la cajuela.
Por ejemplo, los sedanes tienen la ventaja de tener una cajuela más amplia que su contraparte hatchback, aunque con la apertura de la misma de menor tamaño, cosa que puede restar puntos si se transportan objetos muy voluminosos. Existen otros autos, llamados liftbacks, que tienen una silueta más pronunciada y esto obliga a que la cajuela abra con todo y el cristal trasero, así como el SEAT Toledo, Audi A7 o Acura Integra.
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Dos en uno
Pero Škoda, la marca de origen checo del Grupo Volkswagen, tuvo una idea innovadora y poco común con la llegada de la segunda generación del Superb. Éste es un producto emparentado con el Passat, por lo que se trata de un coche mediano.
Antes de entrar en detalle, vale la pena mencionar que Škoda es una firma que siempre se ha caracterizado por ofrecer soluciones para el día a día, como un hueco para paraguas en las puertas muy al estilo de Rolls-Royce, un raspador de nieve y hielo en la tapa del combustible, portavasos con fondo que evitan el deslizamiento de botellas al momento de abrirlas, entre otros.
Pero en 2008, Škoda presentó tanto al Superb de segunda generación como al sistema llamado “TwinDoor”, el cual ofrecía una solución diferente en cuanto a la apertura de la cajuela.
Por un lado, hay un botón que abre la tapa de la cajuela tal como en cualquier sedán. El panel de metal se levanta y da acceso a un área de carga considerable. Pero un poco más a la derecha hay otro botón, que levanta la tapa del maletero con todo y el medallón.
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¿Era necesario hacer esto? La respuesta la tendrá la marca y las personas que compraron un Škoda Superb en ese entonces, pero es algo que probablemente nadie más haya replicado y que ofrece una dualidad al momento de usar la cajuela sin necesidad de hacer tantos malabares para meter cosas voluminosas.
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