A todos los que nos gustan los autos, nos llama la atención la velocidad y potencia, aún cuando se trata de un auto familiar, como lo puede ser un sedán mediano. La idea de viajar con la familia sin sacrificar la diversión al volante es una cosa que siempre pasa por nuestras cabezas por ser una combinación especial de dos cosas que amamos.
Aunque no fue la idea principal de Vauxhall en los años 90, la marca británica parte de GM y hermana de Opel buscaba ser vista con otros ojos, lejos de ser aquella que ofreciera autos económicos y aburridos.
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Más rápido que los superautos
En sus marcas, listos, ¡fuera! El equipo de ingenieros de Vauxhall se dedicó a modificar el sedán Omega de la mano de Lotus, quien en aquellos años también ofrecía servicios de consultoría.
Es así como en pocos meses, Vauxhall realizó cambios al chasis del Omega regular para albergar un motor de 6 cilindros en línea de 3.6 litros, que Lotus mejoró al incorporarle 2 turbos capaces de actuar desde las 1,500 RPM así como otras mejoras importantes al motor y chasis. Esto se acompañó de una transmisión manual ZF de 6 cambios usada en el Corvette, encargada de llevar 377 caballos de fuerza por las calles de Europa al llamado Vauxhall Lotus Carlton.
Para los estándares actuales, 377 hp no suenan descabellados, pero entre 1990 y 1992 eran una locura. Vauxhall lo anunciaba como el sedán más rápido del mundo, capaz de alcanzar 180 mph (290 km/h), superando incluso a algunos Ferrari y Porsche de la época.
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Problemas con la ley
Hasta aquí, todo suena muy divertido pero el editor de la revista Autocar de aquel entonces mencionó que era totalmente irrelevante tener un auto de cuatro puertas con semejantes capacidades, y que debería estar limitado electrónicamente a una velocidad inferior.
Por otro lado, también era un auto que costaba la mitad que un Ferrari F40, andaba más duro y tenía más espacio. ¿Mezcla perfecta para los ladrones? Tal parece que sí, pues en 1993 un Lotus Carlton con placa 40 RA fue robado para luego usarlo como medio de transporte para alcohol y cigarros robados, con un valor total de 20 mil libras esterlinas.
¿Lo peor? El robo ocurrió frente a una comisaría de policía pero, dado que el Lotus Carlton era increíblemente rápido, la policía jamás los alcanzó. Esto abrió un serio debate en el Parlamento británico, el cual inició una campaña contra Vauxhall de dejar de anunciar al Lotus Carlton con cifras de velocidad tope, aceleración e incluso precio, pues solamente incentivaba actos delictivos.
Para suerte de unos, esto no impidió a Vauxhall de seguir ofreciendo el Lotus Carlton en Reino Unido, mientras que Opel lo haría en el resto de Europa pero sin problemas similares. La producción tuvo 950 unidades, las cuales hoy son motivo de culto por ser aquel auto que combinaba velocidad con espacio en una marca no reconocida por la deportividad.
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