El sistema start stop es casi una constante hoy en día como parte del equipo de muchos autos. Se trata de una solución que busca ahorrar gasolina y reducir la cantidad de contaminantes que se emiten a la atmósfera al apagar el motor cuando se llega a un alto total.
Aunque esta idea había sido propuesta en los años 70 con el Toyota Crown como el primer vehículo en usarlo, seguido de algunos Volkswagen y Audi en décadas posteriores, no llegó a popularizarse sino hasta la implementación de la norma ambiental Euro 5, en 2009.
Lee también Cambios en pruebas de choque: EuroNCAP es más estricto
¿Apagar constantemente el motor lo daña?
Esa es la pregunta principal sobre este sistema, que aunque lleva más de 10 años en uso alrededor del mundo, todavía hay quienes no se acostumbran a su uso y temen por generar una falla compleja en sus vehículos.
Como cualquier otro sistema o conjunto mecánico, lleva muchas pruebas para garantizar el buen funcionamiento de diferentes componentes. Como dato adicional, las armadoras no son quienes desarrollan el start stop, sino que son empresas proveedoras, como Bosch o Valeo.
Ahora bien, en cuanto a la durabilidad del motor, existen cambios en en el sistema de lubricación de aceite para que no exista falta de este fluido en los arranques, así como una batería más robusta para soportar los ciclos de encendido constantes. También, la marcha y componentes del cigüeñal son diferentes.
Vale la pena mencionar que el start stop se interrumpe automáticamente cuando se tiene el aire acondicionado encendido o cuando las computadoras del auto detectan que es necesario encender el motor para ofrecer lubricación, así que no es como apagar el vehículo al estacionarse.
Lee también Aston Martin Valour: probablemente el útlimo V12 con transmisión manual
¿El start stop realmente ahorra gasolina?
De acuerdo con la Asociación Americana del Automóvil, este sistema es capaz de ahorrar entre un 5 y 7 % de gasolina al apagar el motor en los semáforos en rojo o en tráfico pesado. Por otro lado, la Universidad Politécnica de Madrid realizó un estudio que concluye que los coches con este sistema emiten 20% menos dióxido de carbono que aquellos sin start stop.