En la lucha por desarrollar autos más limpios con el ambiente, la mayoría de marcas tienen la mirada puesta en la electrificación. Pero Toyota tiene otros planes, pues se enfoca en la creación de mejores tecnologías híbridas así como en motores a combustión altamente eficientes. Ahora, esto lo complementa con una apuesta en combustible sintético.
Cabe mencionar que además de Toyota, Porsche también tiene una fuerte convicción por este tipo de gasolina, pues es bien recibida por los motores ya existentes con la ventaja de tener un ligero impacto ambiental junto con un esquema de distribución idéntico a los combustibles fósiles tradicionales.
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En días pasados, Toyota realizó unas pruebas con gasolina sintética creada por la compañía petrolera japonesa Eneos, en miras de tener propuestas limpias para el entorno que no comprometan a los autos ya existentes. Para ello, los tests fueron realizados en un Prius y en un FT86, que es el coupé deportivo de la marca.
El experimento fue llevado a cabo en una pista de pruebas de Toyota, en Japón, donde los tanques de ambos autos fueron llenados al 90% con gasolina convencional y el restante, con combustible sintético. En la prueba estuvo presente Tsuneharu Sato, Presidente y CEO de Toyota, quien afirma que no se perciben cambios en la respuesta ni funcionamiento de los motores cuando este nuevo combustible circula por su interior.
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Se requiere de un proceso físico-químico importante para su creación, pero los “ingredientes” principales son sencillos de conseguir, pues solamente se requiere dióxido de carbono recuperado de fábricas, hidrógeno y agua para un proceso conocido como electrólisis.
Una vez pasado este proceso, se obtiene el “crudo” sintético para después procesar en gasolina, turbosina, aceite o cualquier otro derivado. La ventaja también es que las emisiones de carbono que emita cualquier vehículo con su uso, son inexistentes.
A pesar de que suena relativamente sencillo, se requiere de bastante trabajo para lograr que esto ocurra y Eneos tiene la intención de iniciar con un barril de gasolina sintética al día en lo que la infraestructura y tecnología crecen para darle espacio a la producción masiva, planeada para el año 2030.