Los autos de la actualidad son, en su mayoría, una agradable concentración de tecnologías que los hacen más seguros, cómodos y confiables que hace unos años.
Como hemos asentado anteriormente, en la actualidad es más difícil encontrar un auto que nos deje tirados en la calle que uno que nos lleve y regrese a nuestro destino sin mayor problema.
Naturalmente, el desarrollo tecnológico sigue avanzando y, a medida que varias marcas presentan propuestas que se vuelven un estándar años más tarde, hay algunas que resultan más incómodas que benéficas.
Este texto está basado enteramente en las experiencia personal y en los comentarios de allegados a un servidor que coinciden que algunas de las tecnologías presentes en los autos modernos son más molestas que prácticas en la rutina diaria.
Estrictamente, estas tecnologías no tienen ningún problema ni suponen un riesgo al conductor en su uso. De hecho, la mayoría están pensadas en reforzar la seguridad de nuestro vehículo o en facilitarnos la vida. Sin embargo, no siempre es así.
Una buena parte de los autos de la actualidad cuenta con un sistema de sensores que nos ayudan a saber si nos estamos acercando mucho a un objeto inanimado o si un cuerpo en movimiento se está aproximando a nosotros.
Esto resulta sumamente útil cuando estamos por estacionarnos o queremos dar una vuelta “U” en un espacio estrecho. Sin embargo, algunos de estos sistemas no están bien calibrados y emiten una alerta muy molesta cuando estamos detenidos en un alto y una moto, un limpiaparabrisas o un peatón se acerca a nosotros.
Además, este tipo de sistemas suelen ser muy alarmistas y el rango de distancia no suele corresponder con el nivel de sonido que su alarma dispara. En ciertos entornos, puede ser muy desesperante.
Estacionar el coche y posteriormente dar un jalón firme al freno de mano es una maniobra en peligro de extinción, pues la gran mayoría de los coches nuevos cuenta con un sistema electrónico que reemplaza al componente mecánico.
Es probable que haya poca gente que le guarde cariño a ese movimiento, sin embargo, donde realmente se vuelve molesto este tipo de tecnología es cuando encendemos nuestro auto, intentamos acelerar y el freno de mano electrónico nos impide avanzar.
Esto se soluciona con un simple pulso al botón que acciona el freno. Sin embargo, suele ser más tardado que la solución mecánica y en muchos sentidos, es muy molesto.
La tendencia en diseño y equipamiento de los autos modernos señala que un auto en vanguardia debe estar plagado de pantallas táctiles que permitan operar el coche y sus funciones a través de ellas.
Esto da una sensación de estar en un auto de avanzada, de corte futurista y que se opera al igual que nuestros gadgets favoritos. Sin embargo, el dejar toda la responsabilidad de la manipulación de las funciones de un auto a una pantalla no solo es incómodo y lento, sino hasta peligroso.
Al estar basadas en un formato de ventanas que se abren y se cierran (como una computadora), las pantallas requieren mayor atención al buscar una función específica como encender el aire acondicionado, cambiar de canción o usar el mapa de navegación.
Este extra de atención provoca una inminente distracción al conductor, quien deja de centrar sus ojos en el camino para voltear a ver la pantalla.
Además, algunas de estas pantallas no son tan intuitivas y aunque no pongan en riesgo nuestra atención al momento de manejar, no tienen la inmediatez que proporciona el uso de botones.