Por cada superauto exitoso, hay un gran número de fracasos en la industria automotriz. Es un mercado cerrado, con altas exigencias y sumamente lujoso, por lo que las expectativas de cada nuevo superauto son únicas.
Como comprador, cuando estás por gastar una gran fortuna en un automóvil, lo mínimo que esperas es que cumpla con tus expectativas de diseño, desempeño y equipamiento. Muchos han intentado entrar a este mercado en las últimas décadas, pero han fracasado porque simplemente no están a la altura.
En las últimas décadas, muchas marcas de superautos han emergido para buscar una parte de ese mercado. Algunas sobreviven y tienen renombre, pero algunas mueren en el intento; estas son algunos de los ejemplos olvidados.
Monteverdi Hai (1970)
Con solo dos unidades fabricadas en todo el mundo, Peter Monteverdi quería lanzarse al mercado de los superautos sin experiencia previa. El motor era un V8 de Chrysler con 450 caballos de fuerza y alcanzaba poco menos de 300 km/h.
Su fracaso se ocasionó porque Monteverdi no consiguió el suficiente dinero como para seguir con su proyecto. Además, la calidad de armado no era comparable con las grandes marcas de la época.
Panther Six (1977)
Al final de la década de los 70, el mundo vio a uno de los coches más extravagantes jamás creados. El Panther Six echaba mano de 6 neumáticos, 4 en el eje delantero y montaba un bloque V8 de 8.2 litros en la parte trasera; supuestamente alcanzaba 310 km/h, algo único para la época.
No obstante, solo dos unidades fueron creadas. La primera de ellas fue restaurada y rueda por Europa en numerosas exhibiciones, pero la segunda no se sabe su paradero. Se dice que se encuentra en el medio oriente en manos de un poderoso petrolero.
Maserati Chubasco (1990)
Cuando la firma italiana presentó al Chubasco en 1990, la prensa lo colocó como “el nuevo éxito de Maserati”. Sin embargo, este superdeportivo de motor central fue cancelado tan solo 6 meses después por un problema con el tren de poder.
Maserati quería usar motores Ferrari F1 para su auto, pero jamás llegaron a un acuerdo y decidieron terminar el proyecto antes de montarle otro motor que no diera lo que prometieron.
Spiess TC522 (1992)
Spiess era una compañía dedicada a la manufactura de herramientas y equipo pesado para empresas industriales. Por alguna razón, decidieron intentar suerte en el mundo de los superautos y lanzaron el TC522, un vehículo de 500 caballos de fuerza con carrocería de fibra de carbono.
En papel sonaba a un gran auto, pero el precio elevado de casi 400 mil dólares en la época era mucho y jamás ganó popularidad, por lo que el TC522 murió a las pocas unidades.
Nissan R390 (1997)
Diseñado por Ian Callum , este superauto era el requisito de homologación de Nissan para poder competir en Le Mans. Los japoneses querían vencer a Mazda, quienes ya habían ganado el certamen con el icónico 787b, pero jamás lo lograron.
Nissan solo construyó una unidad y jamás salió a la venta, por lo que se quedó en manos de la compañía y habitualmente la presentan en exhibiciones internacionales.