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En varias películas y caricaturas del Siglo XX se imaginaba un porvenir en el que los autos volarían y, si bien estamos lejos de ese escenario, algo en lo que los creativos de esas series coinciden es en la uniformidad de los vehículos en los que se transporta “la gente del futuro”.
Ya sea en los Supersónicos, Wall-E o en Los Simpson, en el futuro los medios para viajar son muy similares entre sí.
Quizá faltan décadas para que la posibilidad de volar para llegar a nuestros destinos sea un estándar, sin embargo, la creciente popularidad de las carrocerías utilitarias, nos acerca a una homogeneización en cómo lucen nuestros autos.
Si formamos a las SUVs del catálogo actual y las analizamos de perfil, encontraremos que se parecen muchísimo y aquellas que no, es porque tienen precios que superan el millón de pesos, es decir, no están al alcance popular.
Esta similitud no se limita a la silueta, ya que algunos dirán que la misma naturaleza de su función no les permite variar mucho. Sin embargo, la gran mayoría de las camionetas familiares utilizan un sistema de tracción delantera, un motor de cuatro cilindros (turbocargado en los casos más afortunados) y obviamente, transmisión automática.
Hoy, para que una camioneta esté al día en el terreno de lo tecnológico, debe contar con la presencia de sistemas que permitan conectar nuestro celular de manera sencilla. En ese tenor, las plataformas Apple CarPlay y Android Auto son las preferidas.
Esto simplifica y democratiza el uso de tecnologías de conectividad entre cada coche, sin embargo, nos remite al punto mismo de este texto: todas las SUVs se parecen entre sí . No importa la marca.
Alan Lozoya, experto en capacitación y desarrollo de herramientas comerciales para marcas de autos en México, considera que las virtudes de espacio, mayor capacidad de carga y mayor altura contra el piso de las SUVs son atractivas pero ya no sirven como un diferenciador en la actualidad, pues todos las marcas tienen algo con esas características.
Para él, el comportamiento del mercado en la actualidad hace que las SUVs “se vendan solas”. sin embargo, el verdadero reto de conquista frente a los consumidores radica en las razones por las que elegiríamos una camioneta sobre otra.
En ese sentido, Alan Lozoya considera que la diversificación de usos de una SUV podría ser uno de los puntos que hagan sentir al cliente que una camioneta es la que mejor se adapta para su estilo de vida.
“Sería ideal poder encontrar una SUV con soluciones para la bicicleta de montaña, personalizable, con el mejor rack para el traslado, con una suspensión ideal y un compartimento para la ropa enlodada. Las marcas deberían apostar a diferenciadores en el producto. Ser proactivas en los nuevos beneficios del producto y no en seguir mostrando cajuelas. Escoger una SUV por atributos que vayan directo a la persona. Pocos lo han entendido. SUVs más individuales , más de propósito y menos familiares”, declara Lozoya.
Sin embargo, más allá de la modificación del producto disponible hoy en las agencias, para Alan Lozoya una diferenciación que podría representar una mayor participación del mercado sin importar la marca es el servicio de postventa.
“Es difícil pensar en cuál es la solución o la clave para la preferencia del público, pero desde acciones como recibir el coche en el taller los domingos, un plan para el recambio de los neumáticos, incluido en el financiamiento, o una mayor personalización de los accesorios pueden funcionar para que una marca se diferencie del resto.”
“El vehículo en sí mismo es una propuesta de la marca. No todo es discurso. Si quieren que compremos el suyo, deberían de convencernos con algo nuevo, con una razón para ir y desear uno. Tanto beneficio diluido en muchas de las aburridas SUVs se asemeja a visitar una tienda de conveniencia. Es posible hacer muchas cosas, pero al mismo tiempo, prácticamente elegimos el que esté al alcance. No se distingue una tienda de estas por servicio o por experiencia. Solo es hacer el pago, comprar los refrescos y el hielo, y salir de ahí. En otras palabras, en las SUVs casi todas son lo mismo”, concluye Lozoya.
Bajo esta óptica, lo ideal sería ir más allá de lo evidente o de la opción que “todo el mundo compra”, pues guiarnos en la adquisición de un producto de precio considerable porque nuestro vecino o nuestro compañero de trabajo tiene una igual, va a generar que nos hagamos de un vehículo que no disfrutemos a totalidad.
Si bien en ese segmento ( CR-V , CX-5, RAV4 , Tiguan, etc) es difícil errar porque la gran mayoría son garantías de buen funcionamiento , lo recomendable es pensar en el propósito del uso que le daremos, cuál te da más por tu dinero y más allá de eso, consultar los índices de satisfacción posteriores a la compra que ofrecen empresas como J.D. Power.