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A finales de abril de 1984, la planta de SEAT en Barcelona dio a luz a su primer Ibiza , un vehículo de "diseño italiano, ingeniería alemana y espíritu español. Una revolución moderna" que se mantiene como uno de los modelos más vendidos en la historia de España .
Por eso, no es de extrañarse que este auto fuera elegido para formar parte del episodio inaugural de una de las series más exitosas de los últimos años: La casa de papel , producción española que este mes estrenó su cuarta temporada.
"Una nunca sabe a ciencia cierta cómo es un ángel de la guarda y lo que menos te puedes imaginar es que aparezca en un SEAT Ibiza del 92", narra Tokio (Úrsula Corberó) momentos antes de ser reclutada para atracar la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.
Pero lo que parecía una participación aislada del utilitario de primera generación, se convirtió en pieza clave para el desarrollo de la historia. Para ser precisos, en el séptimo capítulo de la primera temporada, cuando la policía identifica la llave del coche empleado por la banda para planear su ataque.
A diferencia de aquel Ibiza que salió de la fábrica de SEAT hace 36 años, la unidad utilizada en La casa de papel contaba con unos faros más estilizados y parachoques a juego con el color de la carrocería, ya que el modelo fue rediseñado en 1991. Además, era de cinco puertas, innovación que llegó un par de años después de su lanzamiento.
Se suponía que el auto debía destruirse o, por lo menos, limpiarse a profundidad con amoniaco para que no quedara ningún cabo suelto. Sin embargo, el 'Profesor', la mente maestra detrás del atraco, descubre que esta tarea no se realizó.
El personaje interpretado por Álvaro Morte acude al deshuesadero para borrar todas las huellas del volante , palancas, consola y tablero, así como para sembrar, deliberadamente, un botón en el asiento del copiloto, mismo que destapará la identidad de Berlín (Pedro Alonso), otro miembro de la banda.
Luego de dejarlo en el estado que más le convenía, Morte se hace pasar por indigente, pues la policía llega a examinar el automóvil y, aparte, el dueño del lugar ya lo había visto y podía identificarlo sin problemas. Así, es en este cementerio de vehículos donde se vive una de las escenas de mayor tensión.
El SEAT Ibiza I, que por poco acaba con el plan del 'Profesor', dejó de producirse en 1993 para dar paso a una segunda línea. En la actualidad, la marca española del Grupo Volkswagen acumula cinco generaciones de este "carismático" vehículo.