Desde opciones que se mueven sin gastar una sola gota de combustible, hasta grandes monstruos listos para atacar los desiertos más difíciles de la tierra o, bien, convencionales camionetas dedicadas a mover a la familia: hoy en día existe prácticamente una opción de movilidad para cualquiera que sea la necesidad del comprador.
Sin embargo, por diferentes que sean entre sí en cuanto a propulsión, diseño, tecnología o cualquier otro punto, todas convergen en una cosa: las llantas.
Puedes pensar en el coche más radical o diferente que se te venga a la mente, pero jamás lo imaginarías con las llantas de otra forma que no fueran circulares.
Existen diferentes tipos de llantas dependiendo el uso que se les dará, pero todas comparten el mismo principio en cuanto a forma y función. Claro, los materiales pueden ser diferentes (pues esto obedece a las evoluciones tecnológicas que vienen con el paso de los años) pero el principio de su uso se ha sostenido.
Con esta idea en mente, surge una de las dudas más difíciles dentro de la industria automotriz de los últimos años: ¿cómo revolucionar la llanta? Es difícil darle la vuelta al único elemento de un auto que, por más de 100 años, se ha mantenido fiel a sus orígenes.
Si a esto le sumamos la constante preocupación global por el medio ambiente, el panorama puede ser complicado.
Como dicta la actualidad, las empresas llanteras deben buscar renovar sus productos hacia un camino más sustentable. Esto, especialmente, si tomamos en cuenta que el neumático es uno de los componentes que más contaminan durante todo su ciclo de vida, especialmente al ser cambiadas por otras.
Para conocer más respecto a las acciones que tomarán y cómo buscan aportar a mejorar el medio ambiente, viajamos hasta Cuneo, Italia, a las instalaciones de Michelin.
La firma francesa, con presencia internacional, se está comprometiendo a que, en unos cuantos años, serán una empresa 100 por ciento sustentable. El primer paso será una serie de nuevos neumáticos fabricados con hasta 53 por ciento de materiales reciclados o sustentables. Para 2050, esta cifra podría ser de hasta el 100 por ciento en cada neumático.
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“Basta con analizar un poco el mercado para darnos cuenta de que la industria automotriz ha cambiado radicalmente en los últimos años. Si todo está cambiando... ¿por qué las llantas siguen siendo, en principio, las mismas?” Esta fue la pregunta con la que abrió la conferencia Cyrille Roget, director de comunicación científica para Michelin en el Mundo.
Esto es completamente cierto. La actualidad está dominada por vehículos mucho más grandes, pesados y potentes. Según los datos de la firma francesa, en cuestión de 60 años, los autos crecieron 21 por ciento en peso y hasta 14 por ciento en anchura.
Por consecuencia, el tamaño de las llantas ha ido incrementando. En 1996 el promedio de tamaño de rin era de 14 pulgadas y, para 2022, este valor se coloca en las 21 pulgadas.
El mayor reto, segun Michelin, es consumir menos materiales a medida que crecen las dimensiones de las llantas. Mientras mejor sea la eficiencia energética de una llanta, menor esfuerzo requiere el auto para desplazarse, lo que se traduce en menor uso de combustible.
Sustentabilidad. Durante nuestra estancia en el viejo continente, esta fue la palabra más usada por los ejecutivos e ingenieros de Michelin para describir el futuro al que se dirigen.
“El objetivo es desarrollar una llanta que sea 100 por ciento sustentable. Esto quiere decir que, durante todo su ciclo de vida, no aumente un solo gramo de CO2 a la atmósfera,” aseguró Cyrille durante la plática.
Si bien aún no es posible este milagro, por temas de regulaciones de seguridad y costos de producción, Michelin logró algo que ningún otro competidor ha hecho hasta el momento: una llanta fabricada con más del 53 por ciento de materiales reciclados y sustentables. ¿Cómo lo lograrón? No fue un proceso sencillo, aseguran en la casa francesa. Hoy en día una llanta está fabricada por elementos como metal, caucho natural, caucho sintético, silicio y una serie de aditivos químicos.
La investigación de Michelin dio como resultado que ciertos componentes anteriormente mencionados se pueden sustituir por otros más amigables con el medio ambiente.
Tal es el caso de aceites y resinas naturales en lugar de aditivos, carbono negro (llantas recicladas al acabar su ciclo de vida) para agregar cuerpo a la mezcla, silicio derivado de arroz y fibras textiles de otros elementos como ropa deshecha, entre otros.
Luego de un extenso programa de homologación, la firma asegura que este neumático está listo para su uso en vía pública. Esta solución está pensada para vehículos convencionales y camiones de transporte.
En el primer caso, se podrá usar hasta 45 por ciento de materiales amigables con el medio ambiente. Por su parte, los neumáticos de camión con esta tecnología estarán fabricados hasta 53 por ciento con estos materiales.
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Si bien este es un hito en la industria, Michelin está pensando más allá.
Otro de sus cambios más importantes a futuro está en los procesos que seguirán sus plantas de manufactura para ser coherentes con el mensaje ambiental.
El primero de ellos es una inversión de 680 millones de euros a nivel global para instalar paneles de energía solar en sus plantas, así como desarrollar nuevas tecnologías que determinen un mantenimiento preventivo y, así, reducir el consumo de energía en sus plantas por esfuerzos innecesarios.
Desde realidad aumentada hasta uso de robots y asistentes virtuales, las plantas de la llantera están siendo actualizadas ante el futuro de la conectividad.
Hace sentido que nos llevaran hasta Cuneo, Italia, pues es en este lugar donde los proyectos nuevos de la marca se desarrollan para ser llevados a la realidad.
Tuvimos la oportunidad de sentarnos a platicar con Florent Menegaux, CEO de Michelin.
No era la clásica entrevista pregunta-respuesta, sino más bien fue una plática casual con el directivo de la compañía.
Luego de un par de risas por mi fallido saludo y presentación en francés (misma que respondió en un impecable español), comenzamos a charlar sobre qué hacer para ayudar al planeta tierra desde nuestra posición.
“Todos nosotros tenemos la oportunidad de cambiar el curso de la tierra. Seremos esa generación que será recordada por haber salvado a ese pequeño punto azul en el universo. Hacemos lo propio con las tecnologías que ya comentamos, pero el cambio está en todos.”
Al final del día, no tenemos que ser increíbles empresas para aportar nuestro granito de arena en la salvación del planeta.