El Rally, o WRC, es esta categoría donde los autos corren por nieve o tierra, saltan por colinas y hacen que la emoción esté a tope. Para quien escribe estas líneas, la edición de este año fue la primera a la que asistía, por lo que no sabía exactamente cómo era vivirlo.
Por tratarse de un evento que se llevaría a cabo en fin de semana, no quedaba duda de que serían días movidos, pero con muchas actividades. El inicio de todo fue en la ciudad de Guanajuato, donde los autos de rally entraban y salían de los famosos túneles y glorietas empedradas de estilo colonial.
Desde nuestra perspectiva podía apreciarse la salida de una rotonda y un salto, que al vivir el Rally de la mano de Toyota, podríamos esperar buenas perspectivas para apreciar los autos en su máximo esplendor. Después de un par de coches de otras escuderías, finalmente sale un GR Yaris Rally1 Hybrid con todo y estela de polvo para dar el brinco que daría inicio a un fin de semana completamente diferente.
Este es un campeonato que se lleva a cabo desde 2004 en nuestro país, que aunque no tiene la fama de F1, es fácil notar la afición tanto de locales como de decenas de personas de otras entidades. Parte de esta popularidad se debe a que no es necesario comprar un boleto de miles de pesos. Basta con llegar temprano al punto por el que pasarán los autos y, si es una zona de terracería, se puede acampar con amigos. Se puede decir que es un campeonato más “relajado”, aunque si se desea ver todas las etapas, es necesario transportarse durante los tres días que se lleva a cabo.
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Después de venir de la nieve sueca, la tercer fecha del WRC fue en Guanajuato, lo que sin duda representa un cambio abrupto de terreno, temperatura y condiciones de manejo, en general. Personas que ya habían vivido el Rally comentaban que llevar protección para el polvo sería vital, y vaya que la primer actividad estaría llena de ello.
Como no podemos manejar los GR Yaris de competencia, lo más cercano es usar Can-Am, estos vehículos recreativos todoterreno que invitan a estar en contacto con la naturaleza, en aquellos rincones donde la recepción de celular es inexistente. Con la debida diferencia de desempeño, el conducir por terracería con piedras sueltas involucra un nivel de atención superior, pues la adherencia es menor.
La etapa del segundo día, conocida como “Las Dunas”, consiste en un tramo lleno de curvas y saltos sumergido en una cantera. Y sí, adivinaste, hay mucho polvo. Ver a los pilotos recorrer esta sección a toda velocidad, con total precisión y los autos tan plantados incluso en el aire, es sorprendente. Especialmente después de hacer parte del recorrido en un vehículo recreativo que, después de un brinco, hizo que varios del grupo tuviéramos el cuello adolorido.
El día termina con un baño para quitar toda esa tierra que sale de lugares donde ni te imaginas, pero con una sonrisa de poder ser parte del primer Rally post COVID, que vino a detener las actividades hace 3 años, de un momento a otro.
Día 3: aunque levantarse temprano siempre es un reto, había que apurarse para llegar puntuales al punto de “El Mosquito”, que a diferencia de las zonas previas, se trató de una sección de colinas y curvas. El punto elegido por Toyota para disfrutarlo fue a la salida de una vuelta a la derecha, perfecta para apreciar los autos derrapando.
A pesar de llegar temprano, ya habían personas presentes. Nuestros vecinos, originarios de Aguascalientes, se encontraban preparando café al calor de una fogata, mientras que más atrás había una familia que usó su pick up para acampar. Insisto, esto es lo que le da ese “sabor” tan diferente a otras carreras: el poder disfrutar tanto de los autos como de la aventura que conlleva viajar a cada una de las etapas.
Con cubrebocas puesto, es momento de ver los autos pasar. A pesar de ser una carrera, no salen todos de manera simultánea, sino que es cronometrado. A la distancia se alcanza a percibir la estela de tierra como bandera de que un auto viene en camino. El color del auto nos deja predecir si se trata de un Ford Puma, Hyundai i20 o Toyota GR Yaris.
Poco a poco se acerca cada uno a una pequeña recta, seguida de una curva a la derecha donde derrapan para poder salir lo antes posible y así, tener menos tiempo en el reloj. Entre el sonido de los motores, sumado al movimiento en curva y el polvo que dejan, hacen que la vivencia sea más directa que el día anterior.
Más tarde, ya en la ciudad de León, es momento de que los autos comiencen a ser reparados de cualquier daño que tengan. Esto fue en el Polyforum de esta ciudad, donde a pesar de que hay carpas específicas para cada equipo, dejan abierto a la vista del público todo lo que ocurre para dejar los autos como nuevos.
Es un lapso que dura de 45 minutos a una hora, según nos explica parte del equipo de Toyota Gazoo Racing mientras de fondo se ven los GR Yaris a los que les cambian los ejes, fascias y otros componentes. A propósito de este auto, se trata de una mecánica híbrida donde el 1.6 litros se combina con un motor eléctrico para generar más de 500 caballos de fuerza. Lógicamente, la tracción es integral y cuentan con una carrocería tubular para proteger al piloto y navegante de cualquier incidente.
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Para el cuarto día, las actividades comenzaron un poco más tarde. El pretexto ideal para salir del hotel más descansados y llegar al punto de “El Brinco”. Como su nombre lo indica, se trata de un montículo de tierra que hace a los autos saltar considerablemente.
A lo lejos se alcanza a ver un helicóptero. Es el encargado de llevar la imagen de cada auto a la televisión. Gira a un lado, luego hacia el otro hasta que por fin se ve un auto a lo lejos. Comienza a descender la colina para luego girar y acelerar a fondo. Esto permite tener un salto importante.
Al tener esta parte directamente frente a nosotros, es posible ver los diferentes elementos de la suspensión estirarse e inmediatamente contraerse cuando caen de nuevo. ¡Los autos parecen volar con total control! En verdad, la distribución de peso perfecta hace que no se inclinen hacia ningún lado, lo que facilita saltar distancias de 60 metros.
Por ser un domingo, Checo Pérez estaba tras su volante en F1, quien ganó el Gran Premio de Arabia Saudita. ¡Sin duda, un gran día para el deporte motor en México! El público gritaba “Checo, Checo” a la par de tener los autos de rally pasando a toda velocidad.
Tras un fin de semana con mucha actividad, el podio dejó a Toyota en primer y tercer lugar con los pilotos Ogier y Evans, separados por el segundo lugar de Hyundai con Neuville. El deporte motor tiene muchas caras, pero en el Rally muestra su lado más versátil y desafiante al recorrer todo el mundo, desde la nieve hasta la tierra.
Queda un gran sabor de boca tras vivir una experiencia diferente de lo que es la velocidad y precisión, pues es una faceta que permite acercar a más personas al automovilismo y de conocer las capacidades que tiene cada fabricante para desarrollar autos capaces en velocidad y aptitudes sobre superficies realmente complejas.