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Jaguar comenzó su andar en el mundo de los eléctricos con el pie derecho, pues no por nada fue nombrado “Auto del Año 2019” , durante el Salón de Nueva York del presente año, justo cuando ya había sido galardonado con cinco estrellas de seguridad otorgadas por la NCAP.
Ambas preseas no se obtienen por casualidad o por tener una bonita carrocería, así que durante una semana averiguamos por qué el I-Pace tiene tanto “hype”.
Cada trazo o curva en el auto obedece a la compleja ecuación entre diseño-causa-efecto, muchas veces ejecutada sin éxito en algunos vehículos eléctricos o híbridos, y que el I-Pace resuelve exitosamente. Esto le permite aprovechar las condiciones de manejo para así obtener siempre el mejor desempeño, autonomía y habitabilidad para sus ocupantes.
A través de sus componentes como las tomas de aire activas situadas en la zona frontal, se beneficia el importante coeficiente aerodinámico que debe tener un auto eléctrico, pero al mismo tiempo, cuando la batería requiere refrigeración extra, este sistema puede aportarle aire fresco. Por otra parte, el calor que generan los materiales del auto también se aprovecha mediante un sistema de captación conectado al de ventilación; de esta manera se evitan cargas innecesarias a la batería .
Casi imperceptible, se encuentra un techo panorámico que ha sido muy criticado por no encontrar justificación funcional, ya que no cuenta con una cortinilla corrediza del lado del habitáculo. No obstante, esto se compensa con un filtro solar UV que modera muy bien las inclemencias del sol o, bien, los incrementos de temperatura en el interior. Quizás dicha cortinilla pueda llegar a extrañarse en regiones del país más calurosas, pero seguramente en la CDMX no será indispensable.
En el resto del diseño interior, la fórmula decepciona. No por ser de mala calidad, sino porque no hay una continuación a los trazos futuristas del exterior para dar prioridad a espacios sobrios y funcionales, similares a los de cualquier otro Jaguar.
Extrañamente, el piso cuenta con una leve protuberancia en la parte trasera, tal como si contara con espacio para la transmisión o escape. Es curioso porque esto no debería existir, considerando que la batería está destinada a ser el piso del I-Pace . Este detalle no resta funcionalidad o espacio alguno pero se percibe raro e innecesario, al igual que el extintor colocado en el piso del pasajero.
Una vez que se oprime el botón de encendido del I-Pace , no hay sinfonías metálicas ni los seductores rugidos de sus robustos motores o sistemas de escape. Sin embargo, hay otro tipo diversión, pues la batería de ión-litio situada entre ambos ejes, tiene una capacidad de 90 kWh y se compone por 432 celdas . Esto resulta en mucha carga disponible para que un par de motores eléctricos (uno en cada eje) generen en conjunto 294 kW, o 400 hp y 696 Nm , si prefieres la forma tradicional.
En cualquiera de los casos, tales cifras pueden resultar tan apabullantes como divertidas pues la experiencia que brinda el I-Pace es grandiosa. Acelera sin demora alguna, el 0-100 km/h llega muy rápido y en un instante se pueden alcanzar los 200 km/h , todo acompañado de su futurista sonido, ya característico de los autos eléctricos.
El comportamiento dinámico está continuamente gestionado por su Adaptive Dynamics , mediante el cual se puede ajustar la sensibilidad de componentes como la dirección, acelerador o el sistema de amortiguación.
Para esta primera edición de I-Pace , la marca británica ha incluido un sistema de suspensión neumática activa que de manera automática puede bajar 10 milímetros cuando se sobrepasen constantemente los 105 km/h , además de modos de manejo fácilmente seleccionables desde la consola central.
Este modelo tiene un costo de dos millones de pesos en México y podemos decir que si los tuviéramos, “los invertiríamos” en él.