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Constantemente, las marcas hacen mucho énfasis en el uso de una plataforma modular, más rígida o enfocada hacia la comodidad, según sea el caso. Pero este término puede parecer algo complejo de comprender, pues es difícil imaginar que un auto pequeño tenga la misma plataforma que una camioneta.
El tema es, en realidad, bastante sencillo de entender. Pero para esto, hay que partir de lo básico. Una plataforma automotriz es la estructura donde se acomodan los componentes mecánicos , que brinda rigidez para un manejo ágil y seguridad en caso de un choque, además de establecer las dimensiones interiores.
Hoy en día, la mayoría de autos están construidos bajo el concepto de monocasco , que integra lo anteriormente mencionado de manera más eficiente. Antiguamente, se empleaba un chasis con la carrocería encima de él, e incluso, hay vehículos modernos que mantienen esta construcción por ser más capaz bajo ciertas condiciones, como un Jeep Wrangler o MG RX8.
Desarrollar una plataforma no es barato, y este es uno de los motivos por el que los diferentes grupos automotrices tienden a crear este tipo de estructuras bajo un esquema modular. Esto significa que la base sobre la que se asienta el motor y transmisión es el mismo pero la parte de la cabina y cajuela puede ser más grande o chica, según se requiera. En términos prácticos, Grupo Volkswagen tiene la plataforma MQB, donde se basan autos tan pequeños como un SEAT Ibiza hasta un Volkswagen Teramont.
Al tener un rango tan amplio de vehículos, se subdividen en clases según el segmento, pero en esencia, se trata de un mismo origen. Otro ejemplo es la plataforma TNGA de Toyota , que usan Prius, Camry, Corolla o Lexus UX.
La ventaja de las plataformas modulares es que logran reducir el costo final del auto ante el consumidor además de que muchos de los componentes internos , también compartidos , sean más fáciles de adquirir en caso de tener que sustituirlos.
Pero si son básicamente el mismo auto, ¿cómo diferenciar un modelo del otro? Esta es la magia de los ingenieros de cada marca. Si ponemos por ejemplo un SEAT Ibiza, Audi A1 y Volkswagen Polo tenemos tres autos de diseño muy diferente y cuyas características de manejo están ligadas al ADN de la marca. SEAT tiene sensaciones más firmes a comparación de Volkswagen mientras que en el Audi se percibirá una marcha más refinada. Los motores y transmisiones también suelen ser distintos para diferenciar un producto de otro.