En varias de nuestras reseñas habrás notado que nos referimos a “X” o “Y” auto como “divertido” de manejar. Probablemente, ese auto no tenga un motor enorme y es que no necesariamente es un factor que influya en ello.

Muestra de ello fue la prueba del BMW Serie 7, que aunque tiene 544 caballos de fuerza, su objetivo es ir lo más rápido posible con la mayor comodidad. Dicho esto, ¿qué elementos vuelven emocionante a un auto? No hay que malinterpretar esto, pues el Serie 7 es un vehículo de gran manejo, pero con otros objetivos tras el volante.

No todo es potencia, la experiencia a bordo es lo que convierte divertido a un auto.
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En comunión con el conductor

Sí, un auto de talante deportivo como un Porsche 911 GT3 RS es una máquina que inunda de adrenalina al cuerpo, pero son pocos los mortales que tienen la cartera hinchada al grado de adquirir uno de estos ejemplares. Para los simples terrenales existen opciones más asequibles pero no por ello, menos divertidas.

Este punto de sigue ciertos elementos sin importar la marca, pues cuando se buscan sonrisas por kilómetro, hay algunos puntos cruciales que la mayoría de deportivos (y otros no tan deportivos) siguen para entregar esta experiencia con el conductor.

La versión más purista del 911 ya está disponible en México.
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El primero de ellos es el bajo peso, pues permite llegar más rápido a una velocidad superior. Pero la velocidad no lo es todo, pues las curvas son la magia detrás de la diversión, y aquí también se beneficia un auto ligero. De la mano de ello, viene la dirección, ya que una firme y comunicativa será la responsable de apuntar el vehículo hacia donde el conductor desea.

¿Y si excede el límite? El auto debe ser capaz de ser predecible y transmitir cuando está por perder sus límites en cuanto a tracción y dirección. Hombre y máquina son uno mismo, y conocerlos ayuda a explotar mejor las capacidades de cada vehículo.

Con respecto al punto de los , suele ser más divertido hacerlo en un auto más “normal” que con un superdeportivo, pues es menos escalofriante además de que las calles se convierten en un escenario para disfrutarlo más. Esto no significa romper la ley ni hacer actos peligrosos, pero la calle con curvas para llegar a casa será más disfrutable.

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¿Solamente los deportivos son divertidos?

No necesariamente, pues muchas veces se necesita de un espacio controlado para sacar el máximo provecho de sus capacidades. Además de ello, el costo de un BMW M2 o un Toyota Supra se sale del presupuesto de la mayoría de compradores.

Es aquí donde autos más “terrenales” están presentes y, aunque presentan motores más reducidos, no dejan de ser generadores de felicidad para quien los conduce. Un ejemplo muy alcanzable es el Suzuki Swift, especialmente el Boosterjet. Ligero, ágil, pequeño y con posibilidad a transmisión manual. Si hay algo más de posibilidades, irse por el Sport mejora la situación.

Estas opciones usan un motor turbo y cuestan menos de $400 mil
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No es una regla escrita, pues cada conductor experimenta sensaciones diferentes tras el volante, pero los factores comentados son parte de la receta para hacer un auto emocionante aunque no se viaje a la máxima velocidad que el motor genere.