Si algo hemos aprendido a lo largo del tiempo es que, a ti, querido lector, te gusta tener opciones. En un mercado que se ha transformado incluso con mayor velocidad en los últimos años de lo que solía transformarse regularmente; y sobre todo cuando vemos como el factor común, el alza en los precios de los autos nuevos, la clave está en que tengas la información lo más pronto posible si lo que buscas es comprar un auto nuevo.
Nuestros amigos de Renault tuvieron a bien mandarnos al pequeño Kwid unas semanas antes de su lanzamiento oficial para poder probarle y traerte toda la información sobre esta renovación clave en el mercado.
Antes de hablar del tema visual y físico del Kwid, es clave mencionar que se sigue manteniendo como la alternativa más asequible del mercado. En esta renovación, el pequeño citadino llegará en cuatro diferentes versiones. Los precios van, de forma redondeada, de $210,000 a $250,000.
En la parte baja de este tabulador de precios, el incremento es de apenas unos $8,000 pesos, mientras que en la parte alta entrará la versión Outsider, esta misma que ves en imágenes y que añade como el tope de gama, por una diferencia de aproximadamente $25,000 con respecto a la variante más equipada del año modelo saliente.
Lo primero que vas a notar, tan pronto tengas el auto enfrente, o en este caso las páginas centrales de tu suplemento, es que el rediseño tiene mucho más peso en la parte frontal que en la trasera. Esto se vuelve evidente con la nueva apariencia de los faros y la parrilla.
Los grupos ópticos se dividieron en dos: los superiores corresponden a las luces diurnas, y los inferiores son los faros que te iluminarán el camino. Asimismo, la silueta de la parrilla trae elementos que verás replicados de diferentes productos del catálogo, como Captur o incluso Koleos, aunque con una distancia mayor en cuanto al parecido de los rasgos.
Otro detalle que suma son los rines de aluminio de 14” con acabado diamantado, que luce bien cuando se combina con el rojo en la carrocería como en la unidad que tuvimos.
En la parte interna vemos algunas variaciones que resultan clave. Una de ellas es la mejoría de algunos materiales y paneles. Sí, sigue siendo un auto que, dentro de su racionalidad y costo, ofrece materiales generalmente duros al tacto. Sin embargo, hay un ligero incremento en la calidad general del habitáculo.
En nuestra unidad de pruebas, que como comentamos previamente corresponde a la versión Outsider , la tope de gama, encontramos vestiduras en tela con un diseño temático que apela al lado aventurero. El tacto del textil es duro y se percibe duradero, algo que uno buscaría si está considerando su primer auto o poner sus pesos en un auto que dure por lo menos unos buenos años de servicio.
La posición de manejo dentro del Kwid es medianamente alta, muy orientada a la ciudad y a priorizar una buena visibilidad en prácticamente todas las direcciones. Los ajustes del volante se mantienen únicamente de altura, aunque para lograr una mejor postura se agradecería el ajuste de profundidad.
El tablero cambia de diseño, pasando de agujas análogas a un panel retroiluminado que te ofrece como información el tacómetro del lado izquierdo y, del lado derecho, la temperatura del motor, que no se apreciaba en el modelo saliente, y también el nivel de combustible.
En el centro se integra una pantalla monocromática donde se verá la velocidad en cifra y algunos indicadores, como las recomendaciones del punto de cambio, para mejorar la eficiencia.
Del lado izquierdo del volante, encontrarás un pequeño botón que sirve para abrir la cajuela. Eso es un detalle que nos llamó la atención: la única manera de abrir el portón trasero es mediante la llave o este botón que te menciono. No hay un accionador que permita la apertura, y sería un buen detalle para mejorar la practicidad.
Con apenas 3.6 metros de largo, 1.7 mts de ancho y 1.4 metros de alto, una de las cosas que te puede preocupar es el espacio interior y sí, es un auto pequeñito de tamaño, pero, para una persona que viaje normalmente sola o en pareja, es un auto que les soluciona el tema de la movilidad.
Los asientos traseros permiten viajar a dos adultos, y tal vez el espacio para piernas no será el más amplio. Hablando de cajuela, ofrece 290 litros de capacidad y se pueden extender hasta los 1,100 litros si se abate la banca trasera.
Me dí a la tarea de experimentar qué tanto podría meter si pensara, por ejemplo, utilizar el Kwid como mi auto de diario y tuviera que ir a tocar con mi banda. Una batería pequeña si cabe, incluyendo herrajes, platillos, las maletas de cables y microfonía. En caso de considerar llevar una batería más grande, si se tendría que sacrificar algún miembro de la banda para hacer posible la presentación.
¿Qué tal se maneja?
Este es un punto clave, sobre todo cuando se transforman las cifras en sensaciones. Bajo el cofre, tenemos un motor de tres cilindros y apenas un litro de desplazamiento, que produce 66 caballos de fuerza y 69 lb-pie de torque. La transmisión es, atinadamente, una manual de cinco velocidades.
Y digo atinadamente porque esta configuración permite sacarle el máximo provecho a cada uno de esos caballos. El otro dato que debes tener presente es que el Kwid apenas pesa 813 kilos . Esto quiere decir que cada uno de los caballos se encarga de desplazar 12.3 kilogramos. De manera no teórica, pero práctica, esto se traduce en un auto que ofrece la energía suficiente para ser un empaque ágil en ciudad.
El motor no alcanza a ser muy elástico. Sin embargo, ofrece buena energía desde bajas revoluciones para los arranques. En el tema de suspensión, el ajuste está orientado al confort y sí, se percibe un balanceo en curvas, aunque en contraparte tendremos una altura al piso más elevada.
Si hablamos de brío o emociones, el Kwid apela más al lado racional y, de esta manera, encontramos en la propuesta mecánica la verdadera magia de este chiquitín: los consumos de combustible.
Durante los días que tuve a prueba el Kwid, el uso fue principalmente para desplazarme de mi casa a la oficina del Universal, es decir un trayecto de apenas 10 kilómetros. El viaje más largo fue a las instalaciones de Off Road México, donde realizamos la sesión de fotos que acompaña mis palabras y la portada de esta edición. El mejor consumo lo logré bajando de Santa Fe hacia Reforma: 26.6 km/l.
En el empleo cotidiano, el promedio de consumos rondó los 20 km/l y sí, tengo que aceptar que la información de ahorro en la pantalla central me metió en esa dinámica de ver si lograba llegar al puntaje máximo de ahorro. Haciendo un poco de matemáticas, si mi recorrido diario fue de aproximadamente 20 km y esa misma cifra es la que logré de consumo, estamos hablando de un gasto de un litro de gasolina por día. Es decir que, en mi caso, el Kwid tendría un costo de operación de aproximadamente 23 pesos diarios. Nada mal, ¿no?