Hoy en día casi todas las marcas de autos en el mundo tienen una división de alto rendimiento. Audi tiene RS , BMW la División M, Mercedes dispone de AMG y, en el caso que nos importa para esta prueba, Ford Performance es la marca encargada de retocar los vehículos de la firma del óvalo azul.
Dentro de Ford Performance han existido diferentes nomenclaturas pero, sin duda, “ ST ” son las dos letras más reconocidas de esta división, que se ha ganado a pulso un lugar dentro de las variantes deportivas más importantes del mundo.
Y si bien muchas marcas ocupan a diestra y siniestra términos deportivos con fines de mercadotecnia, una semana probando la completamente nueva Explorer ST nos hizo comprender que aún hay armadoras que respetan su linaje deportivo y solo lo utilizan cuando está justificado.
Nueva generación, nueva plataforma
Los cambios estéticos son más que notables, con una parrilla de gran tamaño con un tramado especial que alberga el logotipo ST de la casa americana. La parte trasera mantiene sus proporciones sobrias y por la parte lateral no hay grandes novedades más que un juego de rines especiales de 21 pulgadas.
Lo que verdaderamente importa es todo aquello que no vemos a primera instancia pero genera un gran cambio positivo para la Explorer ST 2020 , pero primero debemos de comprender como funcionan los tiempos de vida de cada generación.
El ciclo de la generación de un vehículo dura por lo general entre 7 y 8 años, con una renovación de media vida a los 4-5 años del lanzamiento. Lo correcto sería estrenar una nueva plataforma con cada entrega, pero no suele ser así por términos de costos.
No obstante, la Ford Explorer estrena una nueva base para esta generación, que está especializada para la tracción trasera. En el caso de la versión ST se dispone de tracción integral para un mejor control del poder, pero se percibe casi en todo momento como un vehículo de propulsión posterior.
Gracias a esta nueva arquitectura, los ingenieros de Ford pudieron extender la distancia entre ejes 18 centímetros, lo que mejora considerablemente su comportamiento en términos de estabilidad, algo sorpresivo cuando recordamos que estamos manejando una bestia de 2.2 toneladas.
Otra parte fundamental de su comportamiento a la altura de los mejores ST de la historia es la casi perfecta distribución de peso entre los ejes, teniendo 51.3 y 48.7 por ciento en los ejes delantero y trasero respectivamente.
¿A qué se debe? Ford decidió regresar a los orígenes de la marca, montando el motor de la Explorer ST de manera longitudinal , lo que sin duda alguna es un elemento a su favor cuando se le quiere llevar al límite.
El corazón de la deportividad
Hablando del motor, en el caso de la Explorer ST se tiene a nuestro placer el bloque V6 de 3.0 litros EcoBoost, que desarrolla la nada despreciable cantidad de 400 caballos de fuerza y 415 lb-pie de par. Este motor se empareja a una caja automática de 10 velocidades que, cuando se encuentra en el engranaje correcto, mueve con autoridad a la camioneta por donde sea que se pase.
Entre otros retoques dignos de un ST encontramos barras de torsión anchas, suspensión ligeramente más rígida, una dirección electroasistida con mejor retroalimentación y amortiguadores especiales con un 10 por ciento menos altura en el eje delantero y 8 en el trasero.
En cuanto al esquema de tracción integral, lo que podemos mencionar es que la mayoría del tiempo se percibe como un vehículo de tracción posterior que de vez en cuando se apoya del eje delantero, algo que agradecemos, ya que su principal idea es sentirse como una camioneta deportiva.
Atractiva también por dentro
Hablando del interior, se perciben materiales de calidad en la mayoría de la parte superior del habitáculo, pero resaltan los plásticos duros y ásperos en los paneles bajos del coche.
No obstante, está muy bien equipada, algo que se espera de un vehículo que supera los 1,100,000 pesos ( 1,109,400 pesos exactos). Cuenta con una enorme pantalla de 10.1 pulgadas en posición vertical que despliega el siempre rápido y ameno sistema de infoentretenimiento SYNC3, con uno de los controles por voz más orgánicos del mercado.
Entre otras cosas, se dispone de un clúster digital de 12.3 pulgadas en el que se despliega toda la información necesaria, sistema de sonido firmado por Bang & Olufsen de 14 bocinas con una definición clara y contundente para aquellos que aman de la música.
Por si fuera poco, se tiene toda la farmacia de asistencias Ford Co-Pilot360 , dentro de las que destacamos el control crucero adaptativo con mantenimiento de carril, frenado automático con detección de peatones, monitoreo de punto ciego, alerta de tráfico cruzado y un buen número de asistencias extra.
¿Tiene algún punto a mejorar?
Más allá de ser una crítica, es más bien un apunte que nos surgió durante la prueba. Si Ford pudo hacer que una camioneta de estas dimensiones y peso se maneje tan bien gracias a un excelente trabajo en la nueva plataforma de propulsión trasera… ¿Qué no harían con un sedán sobre esta misma base? Al Dodge Charger le hace falta competencia.
El segundo punto es un tema que le sucede a todos los autos Ford con precios altos (incluido Lincoln). Por más de un millón 100 mil pesos esperaríamos no encontrar ni un solo plástico áspero o terminados burdos, sin embargo aparecen y esto hará que el producto en algunos años pierda algo de valor.
Lo que seguramente podremos esperar, será una dura contienda cuando la Dodge Durango SRT llegue a suelos mexicanos, algo que seguro no tarda en suceder.