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Sería un tanto repetitivo comenzar esta prueba diciendo que los autos chinos no son aquello que tuvimos hace más de 10 años en nuestro país pero es que aún queda un poco de estigma al respecto. Marcas como MG y JAC supieron cómo ganarse el cariño del público pero ahora le toca a Chirey, que llega con una propuesta más “upmarket” que se ve, se siente y se maneja como tal.
Los primeros dos modelos son Tiggo 7 y Tiggo 8, pero conocimos a detalles el segundo. Se trata de un SUV de tres filas que puede competir con productos del cercano Japón como Mazda CX-9 o Toyota Highlander. Su diseño resulta elegante con algunos toques más deportivos, como las cuatro salidas de escape reales o el contorno de la parrilla en gris oscuro.
Al salir del trabajo y comenzar el regreso a casa, mi primera impresión fue “wow, qué cabina tan silenciosa”. Justamente al salir en hora pico por Reforma, el estrés está a tope pero el aislamiento del exterior e incluso del motor hicieron mi semana de pruebas bastante más relajada. Esto, junto con asientos en piel sintética cuyas cabeceras son similares a las de los aviones, con ajuste lateral y, en las plazas delanteras, acompañadas de calefacción y ventilación.
La parte superior del tablero está fabricada en tacto suave que fluye hacia las puertas y se complementa, estéticamente, con un plástico que simula aluminio de manera elegante y rodea las pantallas. Hablando de este rubro, tanto el cuadro de instrumentos como el sistema de infoentretenimiento tienen un tamaño de 12.3 pulgadas que funcionan rápidamente pero sí requiere un tiempo para conocer bien los mandos. A esto se le añade una pantalla de 8 pulgadas frente a la palanca de velocidades, siendo la encargada de ajustar el climatizador automático.
Se agradece que tenga una sección independiente para su uso pero obliga a desviar la mirada del camino más de lo que me hubiera gustado. Además, la consola central está cubierta en negro piano que se ensucia rápidamente.
Una segunda impresión fue la calidad de marcha, con buena absorción de imperfecciones pero, sobre todo, de la buena mancuerna entre motor y transmisión. Porta un 2.0 litros turbo con 250 hp y 287 lb-ft de par junto a una transmisión DCT de 7 velocidades, de respuesta lineal incluso en tráfico pesado. Nuestra unidad de prueba contaba con tracción AWD y modos de manejo para nieve, lodo o fuera del asfalto pero también existe una con tracción delantera si eres menos aventurero.
La respuesta del motor es contundente cuando así lo deseas, pero sin perder la finura que lo caracteriza. ¿Su objetivo? Recorrer cientos de kilómetros cómodamente con hasta siete pasajeros.
La mejor zona para viajar sin duda es la segunda fila porque, además de los asientos cómodos, el espacio es muy amplio y cuenta con su propia zona de climatización. La banca se recorre y los respaldos se reclinan para lograr la posición ideal de cada persona. Al abatir el respaldo, se puede crear un espacio plano de hasta 2,101 litros.
La tercer fila está mejor reservarla para niños o los integrantes de menor estatura porque serán quienes quepan mejor ahí. Yo soy una persona de menos de 1.70 metros y entré bien incluso con la segunda fila hasta atrás, pero personas más altas se sentirán apretadas. Una buena adición es que hay salidas de aire acondicionado con todo y control de la intensidad además de portavasos.
El tamaño de Tiggo 8 Pro Max es grande, pero incorpora cámaras 360 grados que se activan al ir hasta 30 km/h o con la direccional, ayudando a facilitar maniobras en espacios reducidos. Esto mediante la imagen del lado correspondiente al giro complementado por una vista aérea, todo en gran calidad de imagen.
Seis bolsas de aire, asistencias a la conducción asistente de descenso de pendientes, faros LED que giran con el volante son parte del equipo de seguridad en la versión Premium AWD. Su precio es de $809,900 , sumamente atractivo para quien busca un SUV que combine comodidad con un buen desempeño.