Hay pequeñas cosas que, por algún motivo, generan una inmensa sonrisa en nuestro rostro. En mi caso va desde darle un abrazo a la persona que amo o tomar una bebida caliente cuando hace frío, hasta cosas más simples, como llegar a casa después de una larga jornada o escuchar mi canción favorita.
Si bien estas acciones generan una sensación de felicidad y alegría prácticamente instantánea, no se comparan con todo lo que el Audi RS3 te hace sentir si eres un fanático de los autos. La contundente aceleración, el adictivo sonido del motor cinco cilindros y la sensación de agilidad y aplomo que presume este auto son sobresalientes y generan una historia que contaremos en las siguientes líneas.
Es un lunes por la tarde, salimos del trabajo para dirigirnos a casa y, en el estacionamiento, nos está esperando presumiendo un intenso tono de verde el Audi RS3 que llegó a nuestras manos para ponerlo a prueba.
Se abren las puertas del elevador, doy un par de pasos y me detengo frente al RS3 por unos cuantos minutos. Había pasado ya cuatro días con el coche y, sin embargo, cada que lo miraba encontraba un detalle estético nuevo . Desde tomas de aire “escondidas”para mejorar la aerodinámica del modelo, hasta pequeños insertos en fibra de carbono o detalles rojos con la leyenda “RS”, podrías pasar horas y horas viendo este coche y seguirías encontrando cosas nuevas.
La sonrisa de oreja a oreja comienza a esbozarse conforme nos acercamos al auto y, al encenderlo, un escalofrío de emoción recorre nuestra espalda. “Convierta este Audi en su Audi” dice un mensaje en la pantalla principal antes de arrancar y, aunque es lo que más desearíamos en ese momento, ya casi es momento de entregarlo.
Salimos con dirección al hogar y, ese día, nos toca un tráfico intenso y lluvia pesada. Avanzar unos cuantos metros se vuelve cuestión de minutos, no obstante, esto sirvió como pretexto para hacer una recapitulación de todo lo experimentado a bordo de uno de los mejores autos deportivos que hemos puesto a prueba en los últimos años.
Me cuestiono qué es lo más sobresaliente del auto a primera vista y la respuesta es más que clara: el color verde Kylami Green. Sin embargo, lo que en verdad hace de este auto único son sus complejas líneas de diseño que mezclan la sobriedad característica de Audi con detalles deportivos de alto nivel.
El frente es dominado por una parrilla de gran tamaño en acabado negro brillante y un par de tomas de aire a los extremos del parachoques que enfrían un juego de radiadores expuestos. El cuerpo de iluminación dinámico cambia de patrón e intensidad a merced del usuario y, como detalle fino, se forma una bandera de carreras cuando enciendes el auto.
El RS3 mantiene la silueta característica de sedán subcompacto, pero baja su altura al piso gracias a un esquema de suspensión especial y añade ciertos toques únicos. Tal es el caso del juego de rines negros con plateado de 19 pulgadas que dejan ver las pinzas de freno rojas, un alerón de fibra de carbono en la tapa de la cajuela o faldones laterales que cumplen una función aerodinámica.
Por atrás, lo primero que capta tu atención es la doble salida de escape de gran tamaño. Sin embargo, al inspeccionarla a detalle te darás cuenta de que es “falsa” y, dentro de la circunferencia del escape, hay otras dos salidas de menor tamaño que, dependiendo el modo de manejo, abrirán o cerrarán una serie de válvulas para mejorar el flujo de gases y aumentar el sonido emanado por el motor.
Continúo mi camino y, luego de divagar sobre el diseño, me toca el alto en un semáforo. Se acerca una motocicleta y, al pasar, escucho al conductor elogiar el Audi RS3 y levanta el pulgar en símbolo de aprobación.
No es un producto discreto y, si tu plan es pasar por desapercibido en la ciudad, este no será el auto a escoger, o al meno no el color. Continuamos nuestro camino y, respecto al interior, comenzamos a recordar ciertos puntos que llamaron nuestra atención durante los días de la prueba.
Lo primero a mencionar es la calidad y selección de materiales. Si bien no es un secreto que se suelen encontrar similitudes dentro de Grupo Volkswagen en el habitáculo, el RS3 tiene ciertas cosas que lo vuelven único. Tal es el caso de la alcántara en puertas, asientos, volante y techo o las costuras especiales y salidas de aire acondicionado en el mismo tono de verde del exterior para contrastar con la paleta de colores gris del interior.
Resulta llamativo, pero también sería bien recibido contar con elementos como aluminio o metales pulidos para denotar cierto “lujo” pues al final del día estamos al volante de un Audi. En ese sentido, dejan a desear la calidad de los materiales en la parte baja del habitáculo, pues son prácticamente plásticos duros que encontraríamos en productos que valen la mitad de lo que cuesta el RS3.
Lo que es un gran aliado es el nivel de tecnología y conectividad que dispone. Desde la pantalla central con conectividad a Apple Carplay inalámbrica hasta el muy buen sistema de navegación integrada con indicaciones en el HUD reflejado en el parabrisas o el cluster con diseño especial en modo “RS” inspirado en los aviones de combate, jamás dejarás de descubrir nuevos “Gadgets” al interior.
Como buen auto alemán, la posición de manejo está enfocada a las sensaciones del conductor y, por esto, los asientos están colocados más abajo de lo habitual. Esto, entre muchas otras cosas más, maximiza las sensaciones al volante, especialmente cuando comenzamos a ir más rápido.
El camino a casa comienza a liberarse de tráfico y, en un túnel, hago lo que todo amante de los coches haría: bajo los cristales, desciendo un par de marchas y acelero a fondo para escuchar el estruendo del impecable cinco cilindros de la casa alemana.
Salgo del túnel riendo y regresa esa sensación inexplicable que mencioné en los primeros párrafos de esta prueba. El apartado mecánico del Audi RS3 es un completo logro para la casa alemana y merece ser analizado a detalle para comprender sus pormenores, que no son pocos.
Bajo el cofre se tiene un motor de cinco cilindros, turbocargado, que proporciona la cantidad de 400 caballos de fuerza a todas las esquinas gracias al uso de una transmisión de doble embrague con ocho velocidades y el casi perfecto esquema de tracción integral Quattro de la casa alemana.
Bastan unos cuantos kilómetros al volante de este auto para darse cuenta de que no estás sobre un auto normal. El sonido, la sensación de aceleración que te hace pegar la cabeza al respaldo y la agilidad con la que puedes cambiar de dirección son francamente únicos.
“Es un excelente auto por como resuelve las cosas, pero no por como las plantea desde un principio,” me comentó un amigo con conocimiento en ingeniería automotriz cuando pudo conocer el coche. Y, hasta cierto punto, tiene razón, pues el RS3 no nace como un auto de altas prestaciones desde un inicio, sino que es una variante única de un auto convencional.
El motor está colocado de manera transversal y casi por delante del eje delantero, lo debería de provocar subviraje a altas velocidades, El motor tiene un número impar de cilindros y, para contrarrestar el balanceo y vibraciones del bloque, se necesitan una serie de contrapesos que restan eficiencia y, naturalmente, aumentan los kilogramos y eso es algo a evitar en todo auto deportivo de nacimiento.
Sin embargo, cuando lo piensas fríamente, en verdad es aplaudible el trabajo de Audi para contrarrestar este tipo de situaciones y hacerlo sentir como un auto deportivo hecho y derecho. El eje trasero cuenta con un nuevo sistema llamado Torque Splitter diseñado, específicamente, para que se reparta de manera diferente la potencia entre los neumáticos y mejorar el paso a altas velocidades por las curvas.
¿Te quieres divertir en un ambiente controlado? Al activar la función Torque Rear en modo RS, el auto enviará la mayoría de la potencia del bloque al eje trasero para provocar derrapes fácilmente. Su base es la de un auto de no más de 190 caballos de fuerza, pero Audi sabe como hacer coches emocionantes y RS3 no es la excepción.
Regresamos al presente y, por estar pensando en el Audi RS3, el camino de poco más de una hora se me fue en un parpadeo. Llego a casa y, antes de bajarme del auto y apagar el motor, le doy una par de “palmadas” al tablero y mi cara realiza la última sonrisa de la prueba en señal de gratitud por aún tener la posibilidad de manejar este tipo de coches.
Por 1.4 millones de pesos , será difícil encontrar otro auto que te dé la emoción que el Audi RS3 te proporciona sin esfuerzo alguno. Se sabe que el futuro de la industria automotriz está encaminado a la electrificación democratizada. Sin embargo, siempre se agradecerá poder manejar un auto que rompe con todo molde y, de paso, nos hace sentir vivos con cada aceleración.