Frente a una oferta sumamente amplia de modelos, es normal que las marcas busquen algún “elemento diferenciador” para ser una buena opción de compra. Algunas optan por una buena economía de combustible, unas por la tecnología y, otras más osadas, apuestan por diseños atrevidos.
Tal es el caso de Audi , quienes crearon el segmento “ Sportback ” para unificar a sus modelos coupé bajo un nombre. En un inicio este estaba reservado para modelos de corte deportivo, pero desde el año pasado se encuentra disponible en la familia de SUVs.
Ahora es el turno de la Q5 , su camioneta mediana, de recibir el tratamiento coupé para ponerla al día frente a rivales que ofrecen este tipo de carrocería dentro de su mismo segmento. Para conocer sus detalles, manejamos cerca de 500 kilómetros en una ruta de Oaxaca a la CDMX. ¿El cambio en la carrocería afecta su desempeño? En las próximas líneas te contamos los detalles.
Forma y función en perfecto balance
Entramos a una recepción en donde miro a la nueva Q5 Sportback de frente prácticamente sin diferencia alguna. Sin embargo, sabemos que los cambios del modelo están en la parte posterior y comienzo a rodear la unidad, escaneando panel por panel en búsqueda de estos nuevos trazos.
Cuando por fin llego a la parte de atrás, mi rostro emite una ligera sonrisa que se puede interpretar como una muestra de satisfacción. “Lo volvieron a hacer…” es lo que pasa por mi mente, y es que la firma de los cuatro aros sabe perfectamente como darle un toque deportivo a sus productos sin romper el esquema original del vehículo.
En el caso de la nueva Audi Q5 Sportback, a partir del pilar C comenzamos a notar los cambios del modelo. Una caída ligeramente más pronunciada, un nuevo cuerpo de iluminación y un sutil alerón integrado en la tapa de la cajuela nos delatan que los alemanes querían dejar en claro que esta es una SUV con mucha actitud.
Nos llama la atención el uso de un par de barras negras al borde del cristal trasero. Con un poco más de análisis, nos damos cuenta de que están ahí para aparentar que la inclinación del pilar C es más de la que en realidad presume. Este efecto visual da como resultado una silueta elegante y deportiva, sin sacrificar mucho espacio al interior.
Entre otros cambios para la variante Sportback, los rines de 5 brazos son especiales, el parachoques trasero muestra una barra cromada de extremo a extremo y las calaveras OLED tienen un nuevo patrón interno.
Luego de un buen rato mirando a detalle, nos damos cuenta de una cosa: Audi sabe como hacer que la forma y la función queden en perfecto balance. De haber inclinado más el pilar C, los asientos traseros comprometerían su espacio, pero sin los trucos visuales de diseño, no aparentaría ser un “coupé”.
Interior sin cambios
Al ser solo una variante estética de la Q5 convencional, el interior se mantiene sin cambios. Esto quiere decir que, elementos como el clúster digital configurable, pantalla central tipo flotante con conectividad inalámbrica a Apple Carplay y detalles en negro piano con alumno pulido son estándar al interior.
Destacamos el uso de un sistema de sonido firmado por Bang & Oluffsen con subwoofer que presume de una calidad por arriba del promedio del segmento. Por otro lado creemos que el control de aire acondicionado debería ser ya el de última generación con respuesta háptica para dejar atrás las perillas, pero entendemos que esto elevaría su costo considerablemente.
Característico de Audi, la calidad de ensambles es sobresaliente. Será difícil que encuentres una costura mal puesta, bordes de los paneles con rebabas o algún otro detalle. Esto solamente pone en alto la gran manufactura nacional, pues este producto se fabrica en Puebla y se exporta a todo el mundo (menos China).
Ergonómicamente, no encontramos un solo punto negativo. Todos los botones están al alcance del usuario sin complicación alguna, las proporciones de los elementos se sienten correctas y la posición de manejo puede ser modificada dependiendo de la altura del usuario.
Sin embargo, a pesar de la gran calidad interior y buena carga tecnológicas, carece de algunos elementos que, por el precio y segmento, deberían de ser de serie. Tal es el caso del control crucero adaptativo o asistente de mantenimiento de carril. Según la firma, se pueden pedir como un opcional, pero creemos que deberían de estar desde un principio, sobre todo si estás pagando más de un millón de pesos por el producto.
Equilibrio en el camino
Hace no mucho, llegar a los 250 caballos de fuerza era algo que solamente los autos deportivos de esa época podrían hacer. Hoy en día, esta es una cifra de potencia común para las SUVs compactas, como lo es la Q5 Sportback.
Bajo el cofre encontramos el confiable motor 2.0 litros turbocargado de Grupo Volkswagen, que proporciona 249 caballos de fuerza y 272 lb-pie de par emparejado a una transmisión automática de doble embrague con 7 escalones. Este tren de poder, en conjunto a la tracción integral Quattro, colocan a la Q5 Sportback como una de las camionetas medianas coupé con mejor desempeño.
El motor, si bien muestra un ligero retraso al momento de acelerar a fondo, muestra que casi todo el tiempo disponemos de buen torque para realizar rebases, incorporaciones o, bien, mantener un ritmo constante en la caravana que viajábamos.
El comportamiento de la caja en los primeros engranes nos indica cambios cortos, pero a partir de la tercera velocidad, podemos estirar la línea de par casi hasta el corte de inyección. Como era de esperarse, el esquema de tracción integral de la casa alemana nos brinda un nivel de confianza al volante que es difícil de igualar por otra marca.
Algo a destacar es el uso de neumáticos con perfil ligeramente más alto que su competencia. Esto tiene la finalidad de filtrar mucho mejor las imperfecciones del camino, incluso sin equipar el opción de suspensión neumática con altura variable.
Durante los 500 kilómetros recorridos, notamos que la calidad de marcha de la Q5 Sportback es soberbia. No solamente porque tenemos a nuestra disposición una camioneta que en cuestión de instantes supera los 200 kilómetros por hora, sino porque en verdad se percibe como un producto con altos estándares de calidad, que cuida hasta los más mínimos detalles para brindar al usuario un buen viaje.
Este trayecto también nos sirvió para darnos cuenta de que la modificación en la carrocería es prácticamente imperceptible a menos que vayamos a muy altas velocidades. A ritmos cotidianos, jamás notarás que la carrocería coupé ayuda a elevar su velocidad máxima, que en este caso está limitada a 240 km/h.
Lo mejor de dos mundos
Como lo mencionamos casi al principio de esta nota, Audi tiene la cualidad de darle el toque coupé a sus productos sin perder la practicidad y sobriedad que caracteriza a sus modelos. Q5 Sportback no es la excepción y junta lo mejor de ambos mundos: un look con mucho estilo y espacio para toda la familia.
El diseño es la carta fuerte de esta camioneta, que llega a México en 3 versiones: Select, Elite y S-Line. Más adelante se dispondrá de la variante SQ5, con motor V6 de 354 caballos de fuerza y transmisión de 8 velocidades.
Por el momento, el rango de precios de la camioneta va desde los $1,109,900 a $1,224,900 pesos , esto sin ningún opcional como rines, iluminación ambiental, asistentes de manejo o colores especiales.
La variante Sportback llega para aquel que desea un poco más de “estilo” en el camino, pero no quiere sacrificar el espacio que le brinda el tener una camioneta de estas dimensiones. Sin embargo, esto viene con un costo pues, en comparación a la variante normal de la Q5, tendrás que desembolsar poco más de 70 mil pesos por el cambio estético.