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Existe un dicho que señala que es peligroso conocer a tus héroes, pues la idealización de esa figura pende de un hilo al conocerlo en la realidad. Personalmente, el auto que se había posicionado como el ideal en aspecto y comportamiento de alto desempeño era el Porsche 911 , sin embargo, en noviembre pasado esta idea se transformó cuando tuve la oportunidad de manejar el Porsche Taycan.
En ese primer contacto, se reveló mi ausencia de estrategia frente a un auto de esta altura, pues subestimé sus capacidades al considerarlo un simple “eléctrico”. En ese entonces, una caravana de periodistas y yo, llevamos al límite al Taycan en una ruta de la Ciudad de México a Valle de Bravo y cada que podía, arrancaba a toda velocidad, como si viajar a 160 kilómetros por hora fuera una tarea tan tranquila como caminar en la Alameda.
Dicha experiencia fue visceral, explosiva y ciertamente fascinante, sin embargo, en la resaca de días posteriores a esta prueba de manejo, fui consciente de que la normalidad de ningún coche es así.
La realidad es que un auto, sin importar de cuál se trate, debe enfrentarse a situaciones monótonas que acompañan a la experiencia de manejar. Entre ellas, los embotellamientos, la necesidad de cargarlo de objetos, la búsqueda de espacios de estacionamiento y así, muchas otras que son lejanos a la maravillosa experiencia previa que tuve con el Taycan.
Así pues, me encontré frente a la oportunidad de volver a manejar el Porsche Taycan en un entorno más real y cotidiano. Gracias a una invitación del equipo de la marca alemana, pude pasar unos días con la flamante versión Turbo S en Miami , Florida, para conocerlo con menos nervios, límites de velocidad más restringidos y con las tareas que la rutina presenta a cualquier conductor.
Es cierto que las condiciones del tránsito en una ciudad de Miami son lejanas de las presentes de una urbe como la Ciudad de México (o casi cualquiera de nuestro país), sin embargo, frente a esta experiencia de “dueño de un Taycan por unos días”, resultó práctico el escenario y a continuación, la experiencia.
Existen marcas de las cuales es realmente difícil hablar mal, pues además de que en sí el producto presenta muy pocas inconveniencias, existe una solución en su catálogo para resolver la posible queja.
En el caso de Porsche, podríamos encontrar como un defecto la falta de espacio para almacenar cosas o viajar con más personas en sus autos deportivos. Sin embargo, si quieres mantener la esencia y solventar dichas inquietudes, puedes hacerte de una Cayenne, una Macan o, bien, hasta de un Panamera. No obstante, si somos honestos, ninguno de ellos contiene el encanto ni la seducción de un 911 o un 718.
Frente a esa encrucijada, el nuevo Porsche Taycan resuelve la necesidad de guardar las maletas de viaje de dos personas con espacio de sobra y al mismo tiempo, descansar del vuelo en las filas traseras cuando fuimos recogidos por un chofer de la marca. Todo esto, sin perder el “allure” de uno de los autos más llamativos en la actualidad.
Tan pronto nos detuvimos en el motor lobby del hotel, un grupo de jóvenes nos abordó cual paparazzis para interrogarnos con una serie de preguntas que incluían “¿es un nuevo Ferrari?”
En defensa de los curiosos presentes en el lugar, el color del Taycan que nos fue asignado es similar al legendario rojo de la casa italiana y el diseño del primer Porsche eléctrico no se parece en nada al tradicional diseño de los modelos de la marca alemana.
Así, en una mezcla entre genuino deslumbramiento y curiosidad de ver un auto poco común hasta la fecha, el Porsche Taycan logra robar miradas en una ciudad donde los Lamborghini, los Aston Martin y demás exóticos son cosa de todos los días.
En contraste con la extravagante apariencia exterior del Taycan, en el interior encontramos una cabina espaciosa, cómoda y altamente tecnológica. Si en su momento Tesla sorprendió al mundo con la presencia de una enorme pantalla para operar las funciones de sus modelos, Porsche lleva en este modelo una ejecución más ambiciosa.
En total, encontramos cinco pantallas de grandes dimensiones para mostrar información o servir como consolas de operación de distintas herramientas en el vehículo. Esto, además de ser altamente futurista, contrasta con la tradición de Porsche de darle lugar a botones y perillas para manipular el funcionamiento de sus autos.
El resultado es un espacio limpio y altamente funcional para el conductor y pasajero, pues una de las principales sorpresas que nos llevamos es lo conveniente que es tener una pantalla de infoentretenimiento colocada en frente del asiento del copiloto.
Gracias a esta solución, el conductor puede prestar atención absoluta al sistema de navegación proyectado en el monitor central, mientras que su copiloto navega entre la biblioteca musical o las estaciones de radio para amenizar su experiencia.
A pesar de que son vehículos bastante dóciles en su manejo, ningún Porsche del catálogo actual se logra desprender de su naturaleza deportiva. Basta prender cualquiera de sus modelos y el ronroneo del motor nos recuerda que nos encontramos a bordo de un vehículo con mucho más capacidades que la media.
En el Porsche Taycan la historia es distinta pues, además de carecer de dicho sonido, debido a su naturaleza eléctrica, si lo deseamos es uno de los vehículos más suaves y cómodos de la actualidad.
Ante las congestionamientos que encontramos en las calles más concurridas de Miami, el Porsche es una nube que flota sin molestia alguna. Es fácil imaginar al Taycan como futuro coche de un diplomático, CEO o hasta como coche oficial para el presidente de algún país.
A pesar de lo aburrida que pueda parecer esa afirmación, es una grata sorpresa, pues su rival más cercano (Tesla Model S) da la sensación, en ese mismo entorno, de ser una liga lista para salir disparada en cuanto no calculemos la potencia con la que pisamos el acelerador.
No obstante, si giramos la única perilla presente en el volante del Taycan para configurarlo en un modo de manejo más cercano a la costumbre Porsche, encontraremos un monstruo de 750 caballos de fuerza que arranca gritos y sonrisas cuando es conducido.
Ante el riesgo de ser detenidos o deportados, en nuestra experiencia con el Turbo S pudimos acelerar a fondo para reencontrarme con la sensación más extrema que he sentido frente a cualquier tipo de auto en mi experiencia.
A la par de ese impresionante empuje, Porsche ha dotado al Taycan de un simulador de sonido que emula al ruido generado por las naves espaciales en las películas de ciencia ficción y con ese combo, la experiencia se vuelve única.
Resulta lógico pensar que una de las cuestiones que se le pueden achacar al Porsche Taycan como un gran inconveniente es su naturaleza eléctrica, pues se puede argumentar que no existen las condiciones para tener un vehículo con este tipo de energía actualmente.
Sin embargo, en el laboratorio de pruebas que empleamos para evaluar el Taycan, nos dimos cuenta que el problema no es el vehículo, sino la falta de infraestructura de las ciudades mexicanas. Y es que gracias a un enorme esfuerzo entre el gobierno de Florida y la iniciativa privada (quienes incluso lo ven como un plan de negocios), en todo nuestro recorrido por playas, puntos turísticos, parques y áreas al aire libre, hallamos opciones para recargar la batería de este eléctrico.
Es preciso decir que en nuestra experiencia de tres días, nunca nos preocupamos por regenerar su batería, pues nos fue entregado con una carga de 90% y, a pesar de haber recorrido más de 200 kilómetros, lo pudimos devolver con el 40% de su energía.
El Porsche Taycan inició a comercializarse en nuestro país en febrero de este año y quizá su precio y las limitantes actuales de infraestructura eléctrica lo hagan entrar a nuestro país bajo la categoría de “exótico”.
Sin embargo, el primer eléctrico de Porsche cuenta con todas las credenciales, argumentos de lo lógico en el manejo diario y récords en pista (los cuales acumula como medallas) para ser considerado el vehículo perfecto para quien pueda pagarlo.