Porsche es esa marca que, sin importar lo que haga, lo hace bien. A ti, lector, te reto a que hagas memoria y me digas al menos un modelo de la casa alemana que haya decepcionado.
Sí, puede que en su época el 914 o el 928 no fueran tan “agraciados” pero al ponerse al tú por tú contra el que fuera siempre terminarían ganando.
Hay algo en la marca que los inspira a siempre darlo todo. No se trata de solamente hacer coches por vender, se trata de hacer coches por el placer de hacerlos y, de paso, obtener dinero.
Porsche no se anda con juegos cuando se trata de crear máquinas que brinden placer al conducir, y para comprobarlo viajamos hasta Stuttgart, Alemania, a conocer de primera mano en el lanzamiento mundial al 718 Spyder RS.
¿Qué podía mejorar al ya casi perfecto 718 GT4 RS? La respuesta es fácil: quitarle el techo. ¿Cómo cambia esto al pequeño roadster de la firma alemana? Te contamos en estas líneas la experiencia de conocerlo en la cuna de la marca.
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¿Recuerdas esa sensación que recorría tu cuerpo cuando tuviste aquella primera cita con el amor de tu vida? Es una mezcla entre nervios, miedo, emoción, felicidad y adrenalina que pocas veces se experimenta. Las manos nos sudan, la cabeza no deja de darte vueltas y, en mi caso, recuerdo que ni las palabras me fluían.
Ese sentimiento es el mismo que llegó a mi ser instantes antes de ponerme frente al 718 Spyder RS. No tuvimos tiempo de tomar la charla introductoria, pues nuestro vuelo a Alemania se retrasó seis horas y llegamos fuera de tiempo una noche antes.
Sin embargo, la mañana de la ruta de manejo nos dan un breve resumen del coche.
Me llama la atención una cosa: para poder arrancar, primero hay que completar un curso de cómo usar el techo retráctil.
¿Qué tan difícil puede ser quitar un pedazo de lona y metal?, me pregunto.
“Te sorprenderías de lo complejo que es... Es como bailar con la chica que te gusta. O sigues los pasos como se debe o simplemente no funciona”, comenta Oliver Hilger, vocero de la marca encargado de la comunicación del 718 Spyder.
Me da la razón: es cómo tener una cita. Aún no hemos arrancado y mi corazón ya palpita fuerte.
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Nos acercamos al 718, en color Rubystone Red (el mismo que las fotos aquí presentes) y nos espera un ingeniero de la marca para explicarnos el proceso de retirar el toldo.
Luego de explicación sobre los materiales, el paso a paso a seguir para montar y desmontar el techo y demás tecnicidades, finalmente nos entregan las llaves del 718 Spyder que será nuestro compañero por más de 250 kilómetros de ruta.
Algo que me llama la atención, y demuestra el compromiso de Porsche con el mínimo peso posible (eso significan las siglas RS en sus modelos) es que la estructura del techo removible está fabricada en fibra de carbono.
Es tan ligera que una sola persona puede cargarlo y montarlo sin problema alguno.
Como era de esperarse de todo modelo RS de Porsche, se elimina todo lastre. De milagro tenemos sistema de infoentretenimiento, pero elementos como las manijas de las puertas son replazados por tiras de tela, hay fibra de carbono en todas partes y, el volante, carece de botones porque se le quita la mayor cantidad de masa posible.
Este, al ser un modelo convertible, debe de llevar refuerzos estructurales. Naturalmente, esto aumenta el peso de los autos, pero con Porsche pasa completamente lo contrario.
Este auto es 14 kilogramos más ligero que su contraparte con techo rígido, esto ya contando los refuerzos y seis kilos y medio que pesa el teho retractil guardado en su compartimento.
Es, simplemente, una obra de la ingeniería.
Podrías pensar que manejar un auto con 500 caballos de fuerza y tracción trasera en los caminos lluviosos de Alemania sería todo un reto, pero la realidad es otra.
El 718 Spyder RS es, ante todo, una máquina noble, que te sabe dejar jugar sin ponerte en riesgo. Entrega la potencia de golpe, eso sí, y nada se compara con tener el respirador del motor a 15 centímetros de tus oídos pues se escucha toda una sinfonía al acelerar.
Atacamos las carreteras del norte de Stuttgart para llegar a un pequeño pueblo a casi dos horas de distancia. En el lugar, nos espera Timo Bernhard, piloto de Porsche quien actualmente tiene el récord de vuelta más rápida en Nürburgring con el Porsche 919 Evo.
Luego de la comida que pudimos compartir, me dice: “te daré un tip, aunque esté lloviendo quitale el techo al auto y maneja lo suficientemente rápido para que el agua no se meta.”
De regreso lo intentamos. Quitamos el techo y, a partir de los 120 km/h, el agua no cae al habitáculo. Esto, de nuevo, solamente nos aclara el nivel de ingeniera que Porsche puso en el coche para crear un canal aerodinámico que recorre toda la parte superior del auto.
El 718 Spyder RS es la despedida a los motores de combustión en el más pequeño de la casa alemana, y qué manera de hacerlo. Se convertirá en un objeto de colección, de eso no hay duda, y mientras tanto hay que disfrutar que aún podamos ponernos al volante de maquinas tan emocionantes como lo fue en esta ocasión.