El . automóvil de mayores venta en su natal Francia, nació por accidente. Los bocetos trazados en tiempos libres por su diseñador, Michel Boué, llamaron el interés de los directivos de Renault , quienes al darse cuenta de la genialidad de su resultado lo enviaron a producción tan pronto como fuera posible.

Ningún ejecutivo encargó, entonces, el inicio de este diseño, sino que fueron meras prácticas de un verdadero apasionado de esta disciplina.

El Renault 5 resultó el canto del cisne de una joven promesa, pues Boué fallecería en 1971 de cáncer antes de que su creación fuera presentada al público.

Por qué amamos al Renault "zapatito"
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Suspensión independiente en las cuatro ruedas con barra de torsión y su reducida distancia entre ejes le daban capacidades de curveo superiores, indispensables para los curvilíneos caminos galos y las sinuosas calles de París.

El motor de montaje longitudinal aplicaba la fuerza al eje delantero, por lo que la cabina estaba libre del túnel de diferencial que requerían competidores de tracción trasera, brindando más espacio para el compacto vehículo de construcción monocasco.

En México llegaría con un 1.3 litros de 60 caballos de fuerza , teniendo presencia de 1975 hasta la debacle de la armadora en México, ofreciendo como corolario de esa etapa el modelo 1984. Cuando se presentaran fueron apreciados por su reducido consumo de combustible en una economía afectada por la crisis, y con el tiempo su escaso número los hicieron deseables por los coleccionistas.

Por qué amamos al Renault "zapatito"
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Su amplia área acristalada y elevados cristales brindaban una atmósfera amplia para un auto de reducidas dimensiones, siendo además indispensables para conducir lo mismo en la Ciudad Luz que en la Capital Azteca, donde las vialidades estrechas son componente mayoritario del paisaje. El tablero ofrecía una simplicidad genial, pero no simplona o miserable: una estética de la optimización con la elegancia francesa característica.

Su peso base de 730 kilogramos y su optimizada suspensión lo hacían ideal para disfrutar la conducción entusiasta a pesar de su reducida cilindrada: Aunque no se le comercializara como un deportivo, su campaña en medios para 1978 en el mercado estadounidense hacía énfasis en los 57 podio s obtenidos en 53 competencias de la SCAA en seis meses del año previo.

Inicialmente la configuración era sólo a 3 puertas, la versión con 5 llegaría hasta 1979. En total vendió 5.5 millones de unidades no sólo originadas en Francia, sino en sus distintos puntos de producción, que incluyeron España, Irán, Eslovenia, Venezuela, Sudáfrica y nuestra doméstica Ciudad Sahagún en México.

Por qué amamos al Renault "zapatito"
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Los directivos de Renault no permitieron que su estrella de ventas se convirtiera en un producto basado en glorias pasadas y se durmiera en sus laureles. Mejoras significativas como la opción de transmisión automática se fueron incorporando en su periodo de producción de 1972 a 1986. La solución formal del 5 original resultaba tan brillante que cuando llegó el tiempo de cambiar de generación, Renault tuvo que echar mano de las habilidades del gigante del diseño Marcello Gandini, creador del Countach y el Stratos, entre muchas otras joyas.

Una característica en que el Renault 5 fue pionero fue la evolución del uso de defensas metálica para sustituirlas con fascias plásticas, diseñadas originalmente para absorber impactos y reducir los dolores de cabeza al propietario por esas pequeñas colisiones típicas de la conducción en urbes saturadas.

Las motorizaciones naturalmente aspiradas serían complementadas por una versión que directamente se incorporaría al ámbito de la leyenda, e l 5 Turbo . Presentado en 1980, sus desmesuradas proporciones en cuanto a las llantas del eje posterior serían el objeto de deseo de una selecta élite de coleccionistas.

Era para fines prácticos otro auto respecto a su modelo base, con el motor en configuración central, desplazamiento de 1.4 litros y potencia de 160 caballos en un auto de solamente 960 kilos. Se produjeron en seis años menos de 5 mil unidades, con lo que el status de coleccionable permanece claro y presente.

Para los mexicanos que utilizaban las versiones regulares en 3 ó 5 puertas para su transporte familiar, avistar en una cochera o exhibición el “zapatito” de Renault los lleva al terreno de los recuerdos, y para los dedicados que conservan el suyo funcionando constituye una joya en su haber personal con una carga emocional considerable.

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