La cantidad de energía que le recargamos a un auto eléctrico no es igual a la cantidad disponible para movernos en el camino. Suena un tanto confuso, pero esto obedece a que, en promedio, los EVs necesitan de 12 a 15 por ciento más de energía de la que se añade con cada carga.
Si lo pensamos de esta manera, si un auto convencional gasta 20 litros de gasolina, hay que rellenarlo con otros 20 litros y listo. Por su parte, un auto eléctrico gasta 60 kWh, pero necesitamos un 15 por ciento más de 60 kWh para llenar la carga en su totalidad.
¿Por qué sucede eso? Un paquete de baterías funciona de manera diferente a un simple depósito de combustible. Esta energía extra se refleja como “pérdida de transmisión”, que se convierte en calor o, en algunos casos, ayuda a regular la temperatura de las baterías en condiciones extremas.
Por dar un ejemplo, un Tesla Model Y requiere de 87.6 kWh para dotar a las baterías de 77.7 kWh. Esto significa que necesita 13 por ciento más de energía, misma que se “perderá” en algún punto.
La principal pérdida se da al momento de cargar las baterías. Mientras más energía tengan, más alta es su temperatura, por lo tanto, la eficiencia de recarga disminuye y resulta en una pérdida de kWh considerable.
Esta pérdida de energía puede disminuir con las condiciones adecuadas. En el caso de los autos Tesla, la mejor manera es cargar el auto en los puntos establecidos por la marca, pues suelen estar a temperaturas controladas que no permiten la fuga de energía.
Toda esta energía perdida suele transformarse en calor durante el proceso de carga. Al tener que convertir la corriente alterna en corriente directa, los kWh aumentan y se disipan como simple calor.
Los puntos de carga rápidos eliminan casi por completo el proceso de conversión de corrientes, por lo que su eficiencia es de hasta 99 por ciento. Para esto, se requiere una fuente de poder de 400 volts.
Otro enemigo natural de la eficiencia de energía es el calor. A altas temperaturas, el control térmico del paquete de baterías trabaja más, por lo que requiere de más energía para mantener una temperatura óptima.
Pero el frío también afecta. Según Tesla, cuando las temperaturas se encuentran bajo cero grados centígrados, el regulador térmico necesita ponerse a trabajar para que las baterías acepten la carga. Esto, naturalmente, se refleja como un mayor consumo de kWh.
No obstante, esta “energía extra” que se necesita para cargar el auto no representa un gran aumento en el costo. En promedio, tomando en cuenta lo que hay que pagar por recargar un auto eléctrico en estados unidos, se tendrán que desembolsar 2 mil pesos más por cada 24 mil kilómetros.